El pasado sábado 13 de noviembre, de 9:00 a 13:30 horas, ciento treinta agentes de Cáritas Zaragoza, del ámbito rural y urbano, participaron en el Encuentro Diocesano anual, que se celebró en el Centro Joaquín Roncal - Fundación CAI-ASC, de la capital.
En un ambiente cercano, ameno y participativo, el encuentro discurrió entre la bienvenida a los asistentes y la exposición de las principales mejoras que, durante 2011, se pondrán en marcha en nuestra estructura organizativa, fundamentadas principalmente en la transversalidad, la acción social única, la participación, la flexibilidad y la metodología de la animación comunitaria. Esta última se convirtió en el eje temático del encuentro que a partir de ese momento discurrió entre una esclarecedora intervención sobre las principales claves u orientaciones que deben alumbrar la tarea de animación comunitaria en Cáritas, y la exposición de cinco experiencias significativas que se están desarrollando desde distintos enfoques: en los equipos parroquiales, incorporándose a participar junto a otros agentes (“Soñando nuestro barrio” desde el Barrio Oliver); como animadores principales de la actuación logrando la implicación de otros agentes (“Jornadas de Consumo Responsable y Comercio Justo” en Alloza); con la animación al compromiso dentro del ámbito parroquial (“Por una respuesta Digna” en la Parroquia de San Miguel); con la intervención en clave comunitaria a partir de una intervención especializada (Proyecto de Acompañamiento Domiciliario para personas en situación de dependencia –PAD- y Experiencia del Trabajo con menores y familias en la zona de Delicias).
Entre las claves aportadas para la reflexión caló profundamente la de una Cáritas que tiende puentes entre la comunidad (eclesial y civil) y las personas que viven las situaciones de pobreza y exclusión social.
Se habló de una Cáritas del reconocimiento (que reconoce al otro), que es instrumento de encuentro y transformación a partir de su mensaje, que no sólo debe oír sino escuchar. De una Cáritas que se acerca a la realidad haciéndose cargo del dolor del hermano excluido, dejándose afectar por él, interpelándose sobre sus certezas y sus seguridades.
Se apuntó que la animación comunitaria en Cáritas marca el horizonte, es lo que la atraviesa, lo que le dota de sentido. Para llevarla a cabo la comunidad es vital, ya que es ahí donde se producen las dinámicas de inclusión/exclusión, es nuestro “hacer” y “estar”.
Se alertó sobre que la exclusión social no está donde están los excluidos, sino en las desigualdades, en la economía, en las políticas sociales, en las actitudes, en las empresas, en las prioridades personales, en los prejuicios…, es consecuencia de nuestro modelo de sociedad y convivencia, por tanto tenemos una responsabilidad compartida.
Se concluyó que debemos superar la atención individual para que se den condiciones de vida dignas para todos trabajando en clave de procesos, procesos que son lentos, artesanales, de acciones significativas. En definitiva, debemos RE-CREAR la comunidad proponiendo algunas pistas:
Cuidar la calidad de nuestros “encuentros”, encuentros en los que escuchamos.
Revisar nuestra vinculación con las Comunidades de las que formamos parte y potenciar la vinculación de las familias con su entorno, potenciar un flujo de relaciones sin olvidar que somos puente, estamos de paso.
Generar comunidad desde el trabajo en red con otros. Conocernos y reconocernos. Hacernos juntos las preguntas y construir juntos las respuestas.
Promover la participación de todos (a veces sustituimos, a veces sólo informamos, a veces acaparamos…)
El encuentro finalizó con un trabajo por grupos en el que los asistentes pudieron participar expresando sus inquietudes y ampliando las aportaciones sobre la animación comunitaria en Cáritas. Sin duda asistimos a un momento de encuentro agradable, productivo y esperanzador que tendrá su repercusión práctica en nuestras próximas programaciones y en la Asamblea General que se celebrará en 2011.