El día 4 de junio, los voluntarios de los equipos de Cáritas del Arciprestazgo de Sto. Dominguito (Delicias), salimos de excursión a Pamplona, con dos objetivos: Convivir y conocer
proyectos de Cáritas en esta ciudad.
Esta experiencia la venimos realizando desde hace varios años en distintas localidades.
Fuimos 48 personas. El grupo estaba compuesto por voluntarios, la responsable de zona, la técnico de zona, dos sacerdotes y cuatro familias de distintas nacionalidades a las que hemos acogido y acompañado en alguna ocasión.
Como el grupo era bastante numeroso, nos dividimos en dos para conocer estos proyectos.
Al primero lo llaman
BETANIA. Es un proyecto de acogida y promoción para mujeres que viven en la prostitución. El objetivo que se persigue es promocionarlas para que salgan de esa situación.
Participan unas 56 mujeres, la mayoría procedentes de África Subsahariana, otras de Europa del Este y de Brasil. Muchas de ellas no han ido nunca a la escuela. Han llegado en patera, dejando deudas de hasta 50.000 €. Con este colectivo, el trabajo tiene que ser personalizado.
El proyecto tiene actividades mañana y tarde. Reciben dos horas y media de clase de castellano, cultura general, formación para limpieza, cocina, y como cuidar de ancianos y niños.
Hacen trabajos de cruceta en toallas, trabajos diversos para empresas, con lo que ganan algún dinero. Todo esto las motiva para salir de la prostitución.
Además, reciben atención médica e higiénica.
La duración del proceso es de dos años. Tres familias les enseñan en sus domicilios. Tienen un piso con cuatro chicas, que se organizan entre ellas para cuidar a sus hijos.
Este proyecto funciona con un gran número de voluntarios y una técnico a media jornada. Del mismo han salido ya treinta mujeres al mercado laboral, logrando normalizar sus vidas.
Algunos de los trabajos que realizan, como las toallas, se rifan en la tómbola que Cáritas Pamplona tiene montada desde 1946, y que está muy consolidada en la ciudad.
El segundo proyecto que vimos está dirigido solamente a hombres “sin techo”, y recibe el nombre de
NAZARET. Su objetivo es, no tanto la promoción como el mantener socializados y ocupados a sus 36 usuarios, algunos de los cuales lleva ya más de 20 años, muchos de ellos bastante deteriorados por la vida que han llevado y que les ha llevado a su situación.
El núcleo principal es el taller, al que asisten con regularidad en un gran número, en el que realizan distintos trabajos para varias empresas, y por el que reciben un salario que complementa en muchos casos las pensiones no contributivas y ayudas de instituciones sociales. Hay un seguimiento personalizado de sus procesos por parte de voluntarios, un abogado que les asesora con temas jurídicos, enfermeras que les controlan la salud: tensión, tomas de medicinas, etc.
Tienen, además, una residencia donde viven 18 de ellos. El resto vive en habitaciones alquiladas y pensiones y van a comer a comedores. Los que viven en la residencia, tienen que pagar el 80% del total de sus ingresos, entre pensiones y taller, y comen y duermen allí.
La tercera pata del proyecto es una casa rural en el campo, a la que pueden tener acceso gratuito todos ellos durante los fines de semana. Si hay vacantes, se ofrece a personal externo que quiera disfrutarla previo pago.
El trabajo de formación y socialización de este proyecto está fundamentado en dar respuesta a la problemática de estos hombre que viven y participan en el mismo, y que, sin lugar a dudas, son los últimos de los últimos, siendo posible su funcionamiento, al igual que el primero de mujeres, por la gran solidaridad pamplonica y el enorme volumen de trabajo voluntario.
Conocer estas experiencias es muy importante, porque es donde se descubre que es por aquí por donde tenemos que ir en nuestro trabajo.
El resto del día, lo dedicamos a convivir y a recorrer Pamplona, y pasamos un día realmente maravilloso.
