El Día de la Caridad y el Día del Corpus Christi, es decir, la celebración de la eucaristía. No es casualidad que coincidan en el mismo día. Celebrar la eucaristía es celebrar y hacer presente la vida que Jesús entrega por amor a toda la humanidad y que se hace presente en el pan y el vino cada vez que nos reunimos en torno a su mesa. Celebrar el Día de la Caridad significa partir y compartir el pan en comunidad, responder a la propuesta de vida que Dios nos hace para aprender a vivir como hermanos y hermanas, con el corazón y el alma en atenta mirada hacia los demás, para dar la vida y hacer propia la misión de Jesús: amar al mundo y mostrarle lo que Dios le ama. Vivir la caridad es saberse amado por Dios y ser capaz de verle reflejado en los demás, en la Creación, en las personas más pobres, vulnerable y excluidas de nuestros lugares cotidianos, dejarse tocar por sus vidas y aprender a mirar a escuchar el sufrimiento y el dolor de los demás, sin miedo, para conmovernos y no pasar de largo.
Una propuesta para la vida
Tenemos la oportunidad de renovar nuestro “sí a Jesús”, para reactivar nuestro seguimiento y el compromiso con su misión, para dar vida y multiplicarla y ser vida para otros. Como comunidad cristiana y como Cáritas, es el momento de renovar nuestra forma de vivir el compromiso con las distintas realidades de nuestro mundo para mejorarlo. Estamos llamados a ir moldeando nuestra vida, el tipo de decisiones que tomamos a nivel político, social y económico, la forma de consumir y de emplear el dinero, la forma en que nos relacionamos con los demás, nuestras actitudes en el trabajo y en las actividades que realizamos, la forma en que empleamos el tiempo…
Todo ello conforma nuestra manera de ser y estar en el mundo, y la manera de ser al estilo cristiano, al estilo de los seguidores y seguidoras de Jesús, pasa por:
- Vivir desde la gratuidad y la donación,
- Vivir desde la hospitalidad y la acogida de todas las personas sea cual sea su procedencia.
- Vivir desde la tolerancia y el respeto que construye ciudadanía participada y participativa.
Abre la puerta
Es hora de exponerte a la realidad del mundo más allá de lo que ves o escuchar en los medios de comunicación. La realidad viene cargada de mensajes que quieren decirte algo. Jesús hoy, nuevamente, dice: “Estoy a la puerta y llamo”. Lo dice en los gritos imponentes de las personas migrantes que llegan a nuestros barrios; en el silencio de quienes viven ahogados en la soledad; en las familias desahuciadas de sus hogares; en las personas sin hogar, incapaces de practicar protocolos de distanciamiento; en los ancianos, tristes de dolor en medio de la soledad y el dolor; en la situación desesperada de autónomos y trabajadores que han visto destruido el sustento de sus familias…
¿Qué vas a responder tú?
¿Te paras, pasas de largo, miras hacia otro lado?
¿Qué ves?
¿Qué ven los demás de ti?