23 mayo, 2016

Comprometámonos en dejar huellas de justicia




      Cuántas personas que viven en nuestro mundo, en nuestra sociedad, en nuestro entorno, esperan una mano tendida que  les ayude, un gesto de acogida comprometido, una palabra de aliento, una mirada comprensiva o el simple regalo de una sonrisa… Cuántas personas ninguneadas y excluidas viven a la espera de que alguien las levante y las incorpore al camino de una vida digna, plena y realizada.

     Para eso todos estamos capacitados. Tenemos que ser conscientes de lo mucho que podemos influir en la vida de los demás con nuestras acciones, nuestros detalles y nuestros gestos por insignificantes que parezcan. Podemos transformar y sanar si nos decidimos a amar a nuestros hermanos. Si así lo hacemos no cabe duda de que dejaremos huella y podrán decir de nosotros como dijeron de Jesús que “pasó haciendo el bien” (Hch 10,34-38). El Papa Francisco  nos dice también: “El que camina sin dejar huella no sirve para nada. En la vida hay que caminar como caminó Jesús: dejando huellas que marquen la historia. Huellas que den vida. Eso sucede comprometiéndose.”

     Si Dios creó la tierra, y en el centro de todo puso a la persona, si es verdad que somos iguales ante Él… ¿por qué nos engañamos llamando al pobre “hermano o hermana” si hoy lo condenamos al hambre y a la sed?. El ansia de dominio, de orgullo y de grandeza  creó países ricos y pobres a la vez, creó personas enriquecidas y empobrecidas a la vez, creó desigualdad y división; así se ha construido un mundo de injusticia y hoy los pobres llevan la misma cruz que ayer.

    ¿Cuántos “Cirineos” hacen falta para llevar la cruz de tantos descartados y excluidos de nuestro mundo?. En el calvario de Jesús están representados simbólicamente los empobrecidos de nuestro mundo, los abandonados a su suerte, los despojados de sus derechos, los golpeados por la injusticia de tanta indiferencia... Ante la cruz de estas personas te invitamos a que digas en tu interior: AQUÍ ESTOY, SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD. ME PONGO EN TUS MANOS.

      REFLEXIÓN: Cuál es mi implicación para que del árbol que representa la sequía total haya un trasvase de la abundancia del otro y comience a dar frutos de vida. Es decir, ¿cuántas huellas de justicia dejaremos a nuestro paso para que se cumpla en nosotros lo que de Jesús se decía?:  “Pasó por la vida haciendo el bien”, dejando huella.

      Ascensión Gracia, voluntaria del equipo de Comunicación

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