Con motivo de la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado el domingo 29 de Septiembre Cáritas Diocesana de Zaragoza y la Delegación de Migraciones convocamos la “Marcha Solidaria: Compartiendo el Viaje”. Una marcha enmarcada en la campaña impulsada por Cáritas a nivel internacional y a la que asistimos cerca de 200 personas.
Queríamos sumarnos a las numerosas Marchas que se están llevando a cabo en todo el mundo para lograr entre todos 1 millón de Kilómetros que reflejen nuestro deseo de encontrarnos y compartir el viaje con los hermanos migrantes. Una llamada del Papa Francisco para promover la “cultura del encuentro”.
Comenzamos la mañana acogiendo y dando la bienvenida a las personas que llegaban poco a poco y cuyas procedencias eran muy diversas. Y a través de los 4 verbos que nos propone el Papa Francisco recordamos las actitudes que debemos tener para que verdaderamente se dé el encuentro que tanto anhelamos:
- Acoger es abrir los brazos, arropar y acompañar.
- Proteger es poner nuestra mirada en el foco de los derechos humanos y a la persona en el centro.
- Promover es ser signo de esperanza.
- Integrar es encontrarnos tú y yo, y cada uno desde nuestra identidad sin renunciar a nuestra raíz, construir juntos algo nuevo.
Antes de comenzar la marcha pusimos nuestros corazones a la escucha del poema “Un lugar donde Mirarse” de Pati Blasco del poemario “Sueños en el Mar”.
A veces siento que no te miro.
A veces siento que tiene que haber un lugar solo nuestro
para ti y para mí, vengamos de donde vengamos.
Un mapa de vida y no una frontera.
Y con el corazón esponjado por la profundidad y humanidad de este poema iniciamos la Marcha. Por delante 2,5 Km para encontrarnos con la otra persona y compartir el viaje que tantas y tantas personas se ven obligadas a iniciar dejando toda una vida atrás, buscando nuevas oportunidades, derribando muros, vallas, incomprensiones y rechazos.
Nuestro punto de llegada fue la plaza del Pilar. Todos abrazamos en espiral la bola del mundo y abrimos nuestro mundo con la llave de la acogida, de la protección, de la promoción, de la integración… en definitiva, con la llave del amor. Y con el tintineo de las llaves de nuestra casa simbolizamos esa apertura a la que todos estamos llamados.
Entre todos recorrimos 320 km que, por supuesto, sumaremos a los 489.326 Km. que se han recorrido a lo largo de nuestro mundo.