11 noviembre, 2015

En primera persona

Detrás de cada persona que acompañamos hay una historia personal, muchas veces complicada, pero siempre de incalculable  valor. Hoy os traemos el testimonio de Carlos que participa en el Centro de Rehabilitación Psicosocial San Carlos. En esta ocasión en formato de poesía. Esperamos que os guste. 

Sin título
No sé lo que quiero pero lo quiero ahora mismo.
Instantes me unen al mundo
y me separaran de él alternativamente.
Me espantan mis propios espejos.
Me asquean mis palabras que saben tal mal.
Preso en el infierno de vivir al extremo.
Al borde de la locura la emoción es un exterminio.
Pétalos de una misma flor oscura.
En la personalidad se disparan en un arco tensado
los más insospechados asombros.
Se mueve de la risa al llanto
y siempre nos acusa.
Soy fantasma existo pero no soy.
Que alguien me de sentido
a presencia ,al lugar que ocupo.
Soy solo la risa del bufón.
Porque la vida es un crucifijo de pena y soledad.
En los puños crispados aparece dolor.
Mi cuerpo se desmorona
como pilar de arena rendida,
al margen de los cauces.
Basta abrir los ojos un instante
pero despertar pero despertar es tan difícil
cuando quieres morir.
Y aún soñando sufres al llorar.
Como un vaso que se vierte en sí mismo
pruebo plenitudes y bajezas

Esquizofrenia
Desconcierto de ser uno mismo.
Sujeto replegado sobre sí
como la flor que cierras si la tocas.
En el uno la multiplicidad la ausencia
lo poliforme, que duda de su conciencia
en un mundo que le explota de delirios.
Habla de lo que no está.
Dice que le habla la perversa.
Que hay voces interiores jugando con ella.
Esconde en un sitio hondo de su pecho
sueños desvanecidos en un corazón arrugado