02 julio, 2013

El presidente de CONFER presentó el pasado sábado la ponencia marco de la LXX Asamblea General de Cáritas Española




El ponente, Elías Royón y el Presidente de Cáritas, Rafael del Río

Para el jesuita Elías Royón, presidente de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) --entidad confederada a Cáritas--, la única manera de “discernir lo que Dios quiere de nosotros en la acción caritativa y social” es a través de “una mirada excéntrica al mundo que nos saque “fuera” de  nosotros mismos y nos lleve a las periferias, para que los pobres entren en nuestras vidas y las conviertan”.
Mirada al mundo y a Jesús
Esta es una de las conclusiones propuestas por el ponente en su reflexión sobre el tema “Actitudes para un discernimiento común en el espíritu”, en torno al que giró la ponencia marco de la 70ª Asamblea General de Cáritas Española celebrada el pasado fin de semana en la localidad madrileña de El Escorial.
Junto a esta mirada al mundo como referencia imprescindible en todo proceso de discernimiento, “una mirada que es capaz de atravesar las apariencias y que huye de la superficialidad de las primeras impresiones y de los juicios precipitados”, Royón apeló también a la indispensable “referencia explícita a Jesús, el Señor; a la pasión única por Cristo y su causa, al proceso apasionado de identificación con Cristo, que es esencial para nuestra misión caritativa y social, y conlleva el vaciamiento de mis a priori sin lo cual no es posible discernir”.
Lugares, estilos y actitudes para el discernimiento
Además de estas dos referencias, el presidente de CONFER identificó los dos lugares, los dos estilos y las dos actitudes que pueden servir de ayuda para prepararse a una buena elección, a un adecuado discernimiento.
En cuanto a los lugares, recordó que “nuestros proyectos se pueden discutir en Babilonia y se pueden dialogar en Jerusalén. En Babilonia siempre hablamos desde fuera, porque es el lugar al que no pertenecemos. Es el lugar del exilio, de la cautividad, donde no hay comunión. No somos iguales, mayores y jóvenes, conservadores y progresistas, los del norte y los del sur, modernos y postmodernos constituyen siempre dos nosotros. En Babilonia las diferencias son excluyentes, la discusión es divergente”.
Sin embargo, “en Jerusalén, estamos en casa. Nos congrega el Señor que nos ha convocado y  nos dio la ciudad. La conversación es convergente, se dialoga, se respeta y acoge la diversidad. Solo hay un nosotros. Un solo corazón y una sola alma”. 
Sobre los dos estilos propuestos para acometer el discernimiento, Elías Royón señaló dos modos contrapuestos: “Hablar desde la cátedra: defendiendo posturas, prepotente, defendiendo la propia verdad, sin la más mínima duda, investidos de la verdad. O el estilo de Jesús: en la fila de los pecadores; sencillo y humilde, que propone, escucha, comparte”. “Un grupo en el que todos hablan desde la cátedra –afrimó-- difícilmente logrará la paz y será totalmente estéril.
Por último, en su reflexión identificó dos actitudes posibles ante el proceso de discernimiento. Una de ellas es la “oración humilde y confiada”, ya que “para no ser engañados necesitamos una luz que viene de lo alto, una luz que no viene de nosotros, para conocer los `engaños luminosos´, las `falsas luces´” y la otra es “la actitud del que se cree lúcido, convencidos de que nuestras posturas o soluciones son las verdaderas y eficaces, y que no vamos a ser engañados; ni siquiera nos situamos en la posibilidad de serlo”.
El desafío de elegir
Estas claves de discernimiento son indispensables en unos momentos en los que, como alertó el presidente de CONFER en el preámbulo de su ponencia “nuestra capacidad de decisión es cada vez más reducida, no solo a causa de la creciente complejidad de los factores que intervienen y las incertidumbres sobre el futuro, sino de modo particular por el influjo creciente de la cultura postmoderna que llega incluso a formular como una utopía `la renuncia a la renuncia´”.
Elegir supone, en opinión de Royón, un desafío “porque optar es precisamente renunciar, dejar de lado algo que podría ser prometedor, gratificante, enriquecedor en el futuro”. “Ahí está el problema, ya que la sociedad actual nos invita a disfrutarlo todo sin renunciar a nada. Y nunca tuvimos a nuestra disposición tantas posibilidades para optar”. Para el ponente, “Internet en los últimos años ejemplifica, quizás como ninguna otra cosa, esta nueva situación que experimentamos, que no es ajena al ámbito de la acción socio caritativa.
“No obstante todo esto –añadió--, no podemos vivir, a nivel personal y comunitario, sin elegir; nuestra existencia está salpicada de elecciones más o menos conscientes o irreflexivas. Y el grado de madurez humana se mide desde la capacidad de tomar decisiones que comprometan nuestra libertad”.
“Lo mismo se puede decir de las instituciones, ya que si no marcan consciente y claramente el rumbo y la dirección en que quieren ir según sus principios identitarios, y eso comporta opciones concretas, otros, el ambiente sobre todo, decidirán en su lugar; y sin darse cuenta, al cabo del tiempo estarán anquilosadas, sus actuaciones serán repetitivas y sin creatividad, ajenas a las verdaderas necesidades del momento presente, o recorriendo un camino lejos de sus principios originales”. De ahí la necesidad de discernir a la luz del Espíritu y de poner en práctica una espiritualidad para el discernimiento en la acción caritativa y social. 


Fotografía (cop) Cáritas Española

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