28 abril, 2020

El Centro Fogaral en tiempos del COVID-19

En este tiempo de confinamiento seguimos poniendo en valor esas acciones que se están llevando a cabo en la diócesis y en nuestra Cáritas y que ejemplifican estupendamente ese “ser comunidad” del que hablábamos en la campaña de la pasada Navidad. Hoy os acercamos el cómo lo están viviendo en nuestro Fogaral a través de su directora, Marta Jiménez. 

Esta situación hace que todo sea distinto. Están siendo semanas muy intensas, de adaptarse cada día a nuevas situaciones. Intentando dar respuesta de la forma más ágil posible. Hemos tenido que adaptar procedimientos, protocolos, criterios de actuación… Sobre todo, para disminuir la angustia de las mujeres que acuden a nuestro centro ya que tuvimos que suspender las actividades grupales y cerrar las puertas. 

“Fogaral es el hogar que no se pone en cuarentena”
Testimonio de Voluntaria 


Durante el Estado de Alarma estamos funcionando telemáticamente. Mantenemos el contacto con las mujeres por teléfono y por WhatsApp. Hay que reconocer que el equipo está muy volcado, somos cinco trabajadoras junto a ocho voluntarias que han podido apoyarnos durante todos estos días. Poder contactar con las mujeres solo por el móvil es muy distinto a nuestra forma de trabajar. Para Fogaral siempre ha sido muy importante la cercanía con las mujeres. Dar este tipo de apoyo por teléfono es mucho más difícil. Aun así, seguimos ofreciendo el apoyo que las mujeres necesitan. Sienten mucha angustia, miedo, incertidumbre, soledad, desánimo, tristeza. La mayoría de los casos nuevos nos llegan por el boca a boca entre las mujeres, otras vienen derivadas por profesionales de otras instituciones o entidades. Intentamos trabajar los más coordinadamente posible, es importante el trabajo en red. 

“La confianza y el cariño que han ido creciendo entre las mujeres y nosotras, se fortalecen un montón en esta situación. El confinamiento no es un impedimento, aunque sea por teléfono, podemos seguir manteniendo este vínculo vital entre todas”
Testimonio de Voluntaria 

Pero lo que más nos preocupa es la situación de las personas que acompañamos. En estos momentos, tenemos un gran porcentaje de mujeres con cero ingresos y gastos fijos que mantener como el pago del alquiler, de los suministros, de la alimentación, de los productos de higiene, medicamentos, algunas con gastos de hijos, otras con deudas… Como mucha gente pero con el agravante de que su situación ya era precaria antes. Otro porcentaje de mujeres sabemos que siguen ejerciendo, con el riesgo añadido que supone a los riesgos que habitualmente ya tienen. Y otro colectivo, que por supuesto nos preocupa, es la situación de las mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual. La situación de todas ellas es preocupante. 


“Arropamos desde la distancia para hacerles sentir que el calor de hogar de Fogaral en esta crisis no se apaga, se transforma”
Testimonio de Voluntaria 

Durante este periodo del Estado de Alarma, hemos abierto el Centro dos días cada tres semana exclusivamente para el pago de las ayudas económicas a aquellas mujeres que no disponen de cuenta bancaria. Las hemos citado cada 10 minutos y hemos tenido que habilitar la acogida de forma distinta, respetando las normas higiénicas sanitarias. Tanto en marzo como en abril hemos citado a más de 50 mujeres. En estos momentos las demandas que nos hacen son, prácticamente todas, necesidad económica. No cambia tanto el tipo de demanda sino el perfil de las mujeres que las hacen. Las mujeres que nos están llegando nuevas, nunca antes habían tenido la necesidad de solicitar ayuda económica. Además, también estamos atendiendo a mujeres transexuales y a mujeres que el confinamiento les ha cogido en Zaragoza haciendo plaza pero normalmente no residen aquí y no tienen lo básico para vivir. 

“La acogida en Fogaral es la realidad de un vínculo vivo y de libertad donde buscamos el empoderamiento de todas”
Testimonio de Voluntaria 

Todas las compañeras de Fogaral, tanto trabajadoras como voluntarias (Ana, Carmen, Lidia, Nuria, Rosa, Sagrario, Sara y Vicenta), confiamos en que cuando esto acabe, podamos volver a abrazarnos en nuestro Centro Fogaral.