Como viene siendo tradicional todos los años, los usuarios, voluntarios y profesionales del CRPS San Carlos de Cáritas Diocesana de Zaragoza han festejado el fin de curso con una excursión a la ciudad de Soria.
En primer lugar se visitó el monasterio de San Juan de Duero, donde aún se albergan restos románicos muy bien conservados. Posteriormente se visitó la ermita de San Saturio, que está situada en el interior de una cueva, en la que destacan unas bonitas pinturas al fresco sobre la vida de este santo y su sepulcro. De ella impactó los 120 escalones que son necesarios subir para acceder y la tradición de las mujeres que se casan, las cuales dejan allí tres alfileres para luego ser cogidos por las chicas que desean encontrar novio. A continuación, los asistentes se trasladaron a un parque con grandes árboles donde se hallaba un precioso kiosco de música. Además, también se vio el aula donde daba clases Antonio Machado durante su estancia en Soria.
La siguiente parada fue Sotoplaya, un bonito paraje al lado del río, donde se degustó una deliciosa comida en comunidad. Aprovechando la ocasión, se rindió un homenaje de despedida a Rita Díaz, la cual había ostentado el cargo de voluntaria responsable durante muchos años. Una vez recuperadas las fuerzas se partió con mucha pena de nuevo a Zaragoza, pero con sonrisa enorme la cual describía el gratificante día vivido en comunidad.
En primer lugar se visitó el monasterio de San Juan de Duero, donde aún se albergan restos románicos muy bien conservados. Posteriormente se visitó la ermita de San Saturio, que está situada en el interior de una cueva, en la que destacan unas bonitas pinturas al fresco sobre la vida de este santo y su sepulcro. De ella impactó los 120 escalones que son necesarios subir para acceder y la tradición de las mujeres que se casan, las cuales dejan allí tres alfileres para luego ser cogidos por las chicas que desean encontrar novio. A continuación, los asistentes se trasladaron a un parque con grandes árboles donde se hallaba un precioso kiosco de música. Además, también se vio el aula donde daba clases Antonio Machado durante su estancia en Soria.
La siguiente parada fue Sotoplaya, un bonito paraje al lado del río, donde se degustó una deliciosa comida en comunidad. Aprovechando la ocasión, se rindió un homenaje de despedida a Rita Díaz, la cual había ostentado el cargo de voluntaria responsable durante muchos años. Una vez recuperadas las fuerzas se partió con mucha pena de nuevo a Zaragoza, pero con sonrisa enorme la cual describía el gratificante día vivido en comunidad.