01 agosto, 2013

Seguimos en el campo de trabajo: diario del día 29







El día 29 fue unos de los días  más esperados: visitar Hebrón. Circulando por las  carreteras palestinas hemos podido comprobar los diferentes carteles avisando sobre el tipo de vía por el que circulábamos, así como avisando de los posibles check-point.

A la llegada ha sido necesario pasar un check-point individual. Llama mucho la atencion, porque cuando  pasas hay un militar apuntando con un arma. Situación mas que delicada. Es sorprendente que, para entrar a la mezquita, situada justo después de este check-point, sea preciso pasar por un control de metales. Todos pitábamos porque podíamos pasar con la mochila. Solo teníamos que dejar al lado el teléfono móvil.


La mezquita es muy bonita, con otro check-point en mitad de la misma. Era especial porque en ella se encontraban los restos de Abraham y Raquel. Ya os podéis imaginar que hemos entrado descalzos y las mujeres con una prenda parecida a una capa que cubría hombros y el resto del cuerpo y por supuesto el cabello.

Tras la visita a la mezquita hemos asistido a una breve charla sobre la situación de la ciudad. Llama la atención que por algunas zonas de la ciudad nadie pueda caminar ni circular con el coche. De tal modo que, para entrar y salir de casa, tengan que cruzar a casa del vecino por el tejado.

Nuestra visita a Hebrón concluye con la entrada a una Iglesia (en lo alto de la ciudad) que conmemora la aparición de los tres ángeles a Abraham para indicarle que tendría un hijo varón y tierra en abundancia.

Nuestro tour por la ciudad ha acabado antes de lo previsto y, por tanto, hemos ido a la bolera a comer y jugar una partida. He empezado fuerte, pero he tenido un pequeño bajón que me ha apartado de la victoria. Luego hemos ido hasta la Natividad andando. Ya nos sentimos como unos auténticos betlemitas, aplicando el termino "ya frenarán", cuando cruzamos un paso de cebra. Ha caído el sol y de regreso hemos andado por calles estrechas.


Pero sin duda alguna, en una determinada calle he sentido algo especial dentro de mí. Posteriormente nos han indicado que era la calle de la estrella, por la cual los magos de Oriente llegaron hasta la Natividad. Ese sentimiento es el mismo que año trás año aflora en mí la noche de Reyes. Una mezcla de ilusión y un punto de inocencia, que personalmente considero que nunca debemos perder. Esos sentimientos que surgen en una de las noches más mágicas del año.

Mañana veremos que nos depara el dia en nuestra ultima jornada de voluntariado social.

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