Félix Felipe, Consiliario de Cáritas Diocesana de Zaragoza, ha escrito este texto con motivo de la Navidad:
El evangelio de Lucas nos narra el nacimiento de Jesús. Y se nos invita a contemplar no sólo el acontecimiento más asombroso de la historia, sino también las condiciones en que nace. Nace Jesús como excluido, fuera de la ciudad, pues en la ciudad de los bienestantes no tenía sitio; nace como inmigrante, tuvo que salir de su pueblo por imposición, no por turismo. Por eso, en Belén se reconocen todos los excluidos y los inmigrantes que han tenido que salir desesperadamente de su tierra. Pero Belén no es un caso aislado, es el culmen de todo el proceder de Dios, que se hace presente en el lugar y en las circunstancias que nadie espera. Además el anuncio no se hace al estilo de los grandes e importantes anuncios, esto es, comenzando por los poderosos y personajes influyentes… La noticia del nacimiento se dirige primero a aquellos, que nunca se les había tenido en cuenta para anunciarles buenas noticias, porque para los pobres no hay buenas noticias. Más aún, los excluidos, los inmigrantes se convierten en el gran signo de Dios, en luz, que nos ilumina el presente y la dirección hacia el futuro. La esperanza para la humanidad no viene desde arriba, desde los poderosos, desde los ricos, sino desde abajo. Belén nos revela que la esperanza es un pobre, un excluido, un inmigrante. Por eso, el primer paso que hemos de dar no será preguntarnos que debemos hacer por los pobres, sino dejarnos iluminar e interrogar por su luz y preguntarnos en qué debemos cambiar.
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