15 mayo, 2020

Una mirada a otra realidad: los refugiados

Continuamos con nuestra serie de artículos sobre otros territorios, para conocer cómo viven estos tiempos de cuarentena, cómo cambia la vida en otros países y, sobre todo, cómo afectan esos cambios a las vidas de nuestros hermanos. Siempre desde la mirada de Cáritas de la Caridad Universal. 

En estos tiempos complicados no queremos olvidar dos temas que nos preocupan y mucho: la migración y el refugio. Y es que muchas cosas se han detenido en este tiempo: las administraciones nacionales y por supuesto las fronteras. La situación ha provocado un descenso en la llegada de migrantes y por ende, de solicitantes de asilo. Vamos a profundizar sobre ello. 


Comenzamos con un dato evidente. En el periodo comprendido entre el 16 y el 22 de marzo, únicamente 25 personas solicitaron asilo, cuando la semana inmediatamente anterior lo habían solicitado 3.600. Cabe recordar que a diferencia de lo que se cree, en España la mayoría de las personas que recurren a esta solicitud proceden de Venezuela, Colombia o países centroamericanos que llegan, naturalmente, por avión. Es cierto que la vía de entrada por Canarias se ha mantenido activa (casi 700 personas en mes y medio). Pero si miramos las cifras del cómputo general del 2020, hasta el 30 de abril han llegado a España un 24% menos de migrantes que en el mismo periodo de 2019. Cierto es que la situación de la frontera Sur ha sido también complicada y diferente desde finales de marzo: confinamiento en Marruecos, cierre de fronteras en Senegal, Mauritania, Libia… Es como si el mundo, la movilidad y las gestiones se hubieran paralizado. Pero, ¿y los derechos? Y esto nos lleva a hablar de la situación de los refugiados en Grecia. 

Echemos un vistazo a Grecia y sus campos de refugiados. Un país que recibió, en todo el 2019 y enero de 2020: 78.000 personas. La gran mayoría de ellas está atrapada en las islas y esta cuarentena les llegó con una situación cuanto menos peculiar. Sigamos profundizando, a principios de marzo, Turquía -gran aliado y receptor de fondos de la UE- abrió el camino a la UE y Grecia desplegó sus antidisturbios en la frontera. Cabe preguntarnos: ¿por qué lo hizo Ankara? Seguramente fuera para recriminar a la UE que no le apoyara en su lucha contra el régimen de Damasco. Y en medio de las estrategias políticas, ¿qué pasa con las personas que buscan refugio y que huyen de la guerra y el hambre? 

En las islas se cerraron los campos de refugiados a cal y canto. Lesbos, la isla con mayor número de migrantes, contaba con 27.000 personas en sus campos. A ellas hay que añadir las más de 10.000 personas apiñadas en campos de Olivos, durmiendo bajo precarios techos. A estos hay que sumarles los 1.200 menores no acompañados que están en el campo de refugiados de Moria. Y en toda la isla se habla de que hay más de 4.000 menores solos. Conviene recordar en este punto que los Estados están obligados a respetar y a tomar medidas para que se respeten los derechos fundamentales de estos niños y jóvenes -por encima de su condición de migrante-. En la isla de Chios (isla al sur de Lesbos), el campo de refugiados multiplica por cinco su capacidad, imaginemos entonces las condiciones de vida en el mismo. Ante esto, la Unión Europea por el momento no va acoger a 1.600 menores en países del centro y del norte de su continente. 


¿Y en Cáritas? ¿Cómo trabajamos por los derechos de estas personas? Trabajamos en el terrero directamente, a través de nuestras Cáritas hermanas. En las islas, Cáritas Grecia, en este tiempo de confinamiento cuenta con una organización de “teletrabajo” ejemplar que proporciona apoyo laboral y legal, clases de griego e inglés, apoyo psicológico, apoyo escolar a menores vía WhatsApp, asesoramiento en temas del COVID-19, todo ello en diferentes idiomas. ¿Y a nivel Europeo? ¿Qué hace Cáritas? Nuestra entidad es entonces cuando pone en práctica una de sus principales misiones: la denuncia profética. A primeros de abril y junto a doscientas organizaciones lanzó una petición para reubicar a las personas que malviven en los campos. Era una reivindicación clara por la dignidad y los derechos de todas esas personas. La petición ponía de manifiesto que el hacinamiento no debería darse nunca, pero en tiempos de pandemia agravaba la situación aún más. 

Somos rotundos porque nuestra Doctrina Social es clara y como Iglesia mantenemos una postura de manos abiertas, de denuncia y de salvaguarda de la dignidad de cada persona. Como entidad confederal participamos en los foros de Cáritas Europa y Caritas Internationalis. En lo personal y comunitario, como cristianos, debemos mirar de frente la migración y ser capaces de acoger sinceramente abriendo el corazón al que huye, al diferente, al que busca acogida y aliento. Y debemos hacer nuestras las palabras que nos ha dicho el papa Francisco, nuestro pastor: acoger, proteger, promover e integrar. Cuatro verbos que no son optativos para los que formamos la Iglesia, son imperativos. 


“Cada ser humano es hijo de Dios. el emigrante y el refugiado no es un problema que debe ser afrontado, sino son un hermano y una hermana que deben ser acogidos, respetados y amados, una ocasión que la Providencia nos ofrece para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, una democracia más plena, un país más solidario, un mundo más fraterno y una comunidad cristiana más abierta, de acuerdo con el evangelio”
 Papa Francisco, 2014. 

Gracias a nuestra compañera de Cáritas Española, Carmen Gómez de Barreda, por trasladarnos la información sobre la situación en las islas griegas. 

Carmelo Crespo Zaldívar 
Técnico Cooperación de CDZ 

13 mayo, 2020

La acogida rural en tiempos del COVID-19

En este tiempo de confinamiento seguimos poniendo en valor esas acciones que se están llevando a cabo en la diócesis y en nuestra Cáritas y que ejemplifican estupendamente ese “ser comunidad”. Hoy nos acercamos al mundo rural a través de Marisol Zaforas, una de nuestras trabajadoras sociales de territorio que coordina las acogidas de Cáritas en los pueblos de Alcañiz, Caspe y Valderrobres y todos los pequeños pueblos de alrededor. 

Quiero compartir con todos vosotros un motivo de alegría que hemos vivido hace unas semanas en nuestro equipo de Caspe. Y es que, a pesar del coronavirus ¡ha empezado la campaña agrícola! Y pensaréis, qué importancia tiene esto para Cáritas. ¡Pues mucha! Desde el equipo atendemos durante el año muchas familias que trabajan en el campo. Aunque con nóminas muy bajas, todas ellas esperan con ansias y mirando al cielo cada año para que el tiempo permita una buena campaña y lo más abundante posible. Y este año no sólo miraban al cielo, su incertidumbre era mucho más grande. Y a pesar de los momentos críticos que estamos viviendo, hay empresas que con las medidas de seguridad que se requieren, han podido arrancar y como conlleva trabajo para nuestras familias, estamos muy contentos. 

Pero, concretamente, queríamos compartir un caso en particular. Un día por la mañana nos despertamos con esta foto en nuestro móvil de acogida. 


B.O. nunca había acudido a solicitar ayuda, temporada tras temporada trabajaba en el campo, y el resto del año lo pasada con sus pequeños ahorros. Nunca ha necesitado acudir a ningún recurso social. Pero tras la demora del comienzo de la campaña, empezó a quedarse sin ahorros y hubo un momento en el que no pudo pagar el alquiler ni comprar comida. Gracias a un amigo del pueblo, supo de nuestra existencia y nos llamó. Nosotros le asesoramos, le informamos de los servicios sociales, y junto a los voluntarios decidimos ayudarle desde Cáritas económicamente con el pago del alquiler y para productos de primera necesidad. Y no podemos estar más contentos al saber que ha vuelto a trabajar, que es lo que él quería, y nos ha mandado la foto para darnos las gracias por haber estado ahí. 

Pues hoy nuestro agradecimiento va para él, gracias por compartir tus logros con nosotros. Gracias por tu foto en plena faena de trabajo.

12 mayo, 2020

Detalles durante el confinamiento con motivo del COVID-19

Hoy os traemos el bonito gesto de una persona que vive en nuestra residencia Santa Teresa. Ella preparó con mucho cariño el reparto de estos preciosos dibujos para las auxiliares y compañeras de limpieza de la Residencia en agradecimiento por su dedicación y en nombre de todas las residentes que pintan. Además junto a cada dibujo añadió una dedicatoria. 

Ya que ella no ha querido desvelar su identidad, lo dejaremos en incógnita, para que sea en nombre de las muchas residentes que estos días se entretienen con esta labor que aunque al principio no les resultara muy apetecible, ahora están encantadas. Y os animamos a todos vosotros también a pintar, os aseguramos que si os ponéis os irá resultando agradable y al final os encontraréis a gusto con la tarea.


Y el resto del Equipo de la Residencia se suma a este reconocimiento que los residentes hacen de las compañeras auxiliares y personal de limpieza que están dando el 100% en un tiempo en el que se ha incrementado su trabajo y que como los voluntarios dicen: un tiempo para VALIENTES. Valientes profesionales y con gran calidad humana.

Beatriz Sierra / Nerea Nuevo
Trabajadoras sociales de la Residencia


11 mayo, 2020

La acogida en tiempos del COVID-19

En este tiempo de confinamiento seguimos poniendo en valor esas acciones que se están llevando a cabo en la diócesis y en nuestra Cáritas y que ejemplifican estupendamente ese “ser comunidad” del que hablábamos en la campaña de la pasada Navidad. Hoy os acercamos cómo lo están viviendo en el servicio de Acogida General a través de Mayte, una de esas ´voces´ amables que atienden la centralita de la sede de Cáritas en Zaragoza. 

Me gustaría compartir con todos vosotros una reflexión que lleva en mi interior todas estas semanas de intenso trabajo desde casa, y es que mi labor es atender el teléfono de la centralita de Cáritas en Zaragoza. Digo teléfono, porque desde mitad de marzo, ese primer encuentro no lo podemos hacer presencialmente. Y es que trabajar desde casa ¡es tan distinto! Echo en falta las acogidas en persona, ver la cara de las personas que atiendo, los saludos de mis compañeros cada mañana y también echo en falta los encuentros de mi comunidad de vida, mi catequesis, el resto de mi familia, mis paseos por el mar, entre otras muchas cosas. Pero intento dar lo mejor de mí a pesar de todo lo que echo en falta.


Día a día, intento que no me afecten las cosas que me cuentan las personas que llaman pero resulta realmente complicado. Cuanta desesperación y cuanto dolor está causando este maldito virus. Es un choque emocional fuerte, porque te hace descubrir lo privilegiados que somos nosotros. Entonces, piensas y te consuela lo importante que es toda la labor que estamos haciendo desde Cáritas, como se han volcado todos los compañeros, muchos voluntarios que pueden seguir colaborando desde sus casas y que buen equipo hacemos. Pero, amigos, muchos días me quedo con la sensación de ¿qué más podemos hacer? 

El otro día leyendo la biblia, me fijé en el pasaje de Lucas "Camino de Emaús". Y me hizo pensar en lo que estamos viviendo ahora. Después de cada llamada, de cada familia que contacta con nosotros pidiendo ayuda, al igual que los Discípulos, siento como el corazón me arde por dentro y me preguntó ¿Jesús dónde estás? Tras orarlo, puedo decir que ahora más que nunca está visible en todas y cada una de esas personas que luchan cada día por hacer la vida más llevadera de los que sufren y entre ellas estamos todos nosotros. Está claro, que el COMPROMISO SOCIAL es el testimonio religioso más provocador de Fe en estos momentos. Ojalá que todos veamos esto como una OPORTUNIDAD para empezar a ver la vida con otros ojos y descubrir su verdadero sentido en lo más pequeño y en lo más sencillo. 

Foto de archivo de todo el equipo de Acogida General de CDZ
Y finalizo con esta frase: "Resulta curioso que, en mitad de esta extraña situación llena de dolor e incertidumbre, podamos reencontrarnos con la belleza o la verdad"... y que tan cierto es. Cueste lo que cueste, no dejemos de SONREIRLE a la VIDA para seguir ayudando a los demás.

08 mayo, 2020

Una mirada a otra realidad: Bolivia (2)


Continuamos con nuestra serie de artículos sobre otros territorios, para conocer cómo viven estos tiempos de cuarentena, cómo cambia la vida en otros países y, sobre todo, cómo afectan esos cambios a las vidas de nuestros hermanos. Siempre desde la mirada de Cáritas de la Caridad Universal. 

Hoy continuamos con Bolivia, y la labor que apoyamos desde Cáritas Zaragoza a través de la ONG K´Anchay y la Pastoral Social Cáritas Bolivia. En primer lugar, seguimos conociendo la situación de Bolivia durante esta crisis sanitaria. Han ascendido a medio centenar los muertos por COVID-19. Aunque los contagios no han crecido tanto. Las cifras oficiales hablas de unas 1000 personas infectadas. Mientras tanto, el gobierno boliviano negocia con el Banco Mundial la subida de la categoría del país a “renta media alta” con el objetivo de poder acceder a un tipo de créditos especiales. Pero a nosotros nos importa más “lo micro”. Los bolivianos de a pie siguen pensando cómo comer cada día, preocupación diaria incluso desde antes de la cuarentena. 



Cáritas Diocesana de Zaragoza trabaja intensamente en el departamento de Potosí, apoyando los internados que gestiona la ONGD K´Anchay y apoyando también los proyectos de seguridad alimentaria y agroecología de la Pastoral Social de Cáritas Potosí. 

Qachari es uno de los internados de K´Anchay y está en el municipio de Sacaca. Nos cuentan que las prácticas -que hicieron los alumnos en febrero en ese internado cultivando cebolla dulce en la huerta- han tenido como resultado el reparto de cebolla a los ancianos de la comunidad. Además de la crisis sanitaria, las familias campesinas están preparando los campos para sembrar la “papa” y los jóvenes continúan jugando al fútbol. Eso sí, los caminos de la comunidad están cerrados, lo que provoca un bloqueo a la entrada de personas y, por supuesto, de cosas. ¿Qué ha supuesto esto? Pues, por ejemplo, a primeros de marzo, estábamos construyendo cocinas nuevas en el internado y cómo ya no hay suministro de gas y se acerca el duro invierno y la alternativa de leña no da tiempo, pues se ha paralizado el tema. 

Otro asunto parado es el tema escolar. El gobierno suspendió las clases el 12 de marzo (en Bolivia el curso casi coincide con el año natural). Aquí hay más elementos que intervienen además del educativo (que saben que es una auténtica oportunidad) también el alimenticio: el internado garantiza durante todo el curso tres nutritivas comidas diarias. Todo eso parece básico, pero para muchas familias de allá es algo excepcional. 


Algo más al sur, en el mismo departamento de Potosí, el padre Marco y su equipo trabajan comprometidamente en la Pastoral Social Cáritas que ha montado un centro de recogida de alimentos. La Pastoral Social Cáritas Nacional cuenta con un pasado fuerte en el Área de Emergencias pero claramente debilitada desde 2016, donde las diocesanas se baten en primera línea. Además en la ciudad apoyan - gracias a la red Cáritas y a la solidaridad potosina- a familias venezolanas a quienes el confinamiento detuvo en la fría e imperial ciudad, a familias mineras que viven al día y que han visto sus ingresos reducidos a cero. 

Además, Tacobamba y Puna tenemos dos proyectos (apoyados por DGA y Ayuntamiento de Zaragoza, coordinados por Cáritas Española) que están actualmente paralizados donde se ve con preocupación, por ejemplo, el calendario agrario que no cesa. También aquí las comunidades están cerradas y se dio un fenómeno curioso: muchas familias que emigraron a Argentina, viendo lo que se avecinaba, volvieron a estas sus tierras de origen quechuas a confinarse. En estos lugares de economía puramente campesina hay mucha incertidumbre sobre el futuro. Tanto la Pastoral Social Cáritas como Cáritas Zaragoza acompañaremos de cerca la adaptación de los proyectos a la nueva realidad. Y es que en estas zonas viven los rostros campesinos e indígenas de la pobreza y necesitan de nuestro apoyo ayer, hoy y mañana. 


Agradecemos fraternalmente el trabajo e información de Padre Marco Abascal, Cintia Salazar y equipo de PSC Potosí así como de Guiller Cabrera y equipo de K´Anchay, con Robert Crespin al frente. 


“Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, atacando las causas de la inequidad, no se resolverán los problemas del Mundo”. 
Papa Francisco, EG/202. 

Carmelo Crespo Zaldivar 
Técnico de Cooperación de CDZ