10 marzo, 2015

Seguimos recorriendo la tierra palestina

     Día 8 de marzo de 2015
     El domingo por la mañana llegamos a la ciudad de Ramalla, capital administrativa de Palestina. Según la tradición aquí nació José de Arimatea y aquí fue donde se perdió Jesús y lo encontraron sus padres en el templo en Jerusalén. El párroco nos cuenta esto con mucho orgullo. Compartimos la eucaristia con esta comunidad, con un rito muy sentido y muy preparado. Es una comunidad joven, muchos niños,  muchos adolescentes y matrimonios jóvenes. Impresiona verlos en la misa.
       A continuación nos dirigimos a la Oficina de Negociaciones para la Paz de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) donde nos recibe Javier Abu Eid que nos explica los antecedentes del problema y los intentos de paz por parte de los palestinos en las negociaciones con Israel.



Oficina de la OLP

      Pide que la gente venga a Palestina, que conozca la situación y que la cuente. Las peregrinaciones, dice, orientadas de este modo son una gran ayuda, que también puede ser económica si se utilizan servicios palestinos. Hay que pensar en otro tipo de peregrinaciones distintas a las que las agencias ofrecen en estos momentos. Esto es esperanza para los palestinos.
     A la comida en el centro de mayores de Ramalla acude un señor palestino a contarnos su experiencia. Desde 2004 no ha pasado ni una sola Navidad con su esposa y sus cuatro hijos. Siempre, uno o dos de sus hijos, está encarcelado por Israel acusado de pertenecer a una asociación estudiantil. Una detención tras otra. Es impresionante ver como va contando las escasas visitas a la cárcel, la vida rota de sus hijos  y, cómo cada vez que detienen a un hijo, siempre de madrugada, su madre les lanza un grito típico palestino (que se hace para las fiestas) de ánimo, para que no se vayan tristes, que su madre está con ellos. 

Este padre ha llegado a tener a 4 hijos en la cárcel
     Más tarde llegamos a Nablus, una de las ciudades mas grandes de Palestina donde todavía queda una pequeña comunidad de católicos. El párroco nos cuenta la vida de esta pequeña comunidad, su preocupación por la emigración de sus fieles a otras ciudad y  por mantener esa comunidad de “piedras vivas” de la Iglesia Madre.  

En la parroquia de Nablus con el párroco
       Los acuerdos de Oslo no se han cumplido y en estos momentos, y cada día más, la solución de los dos estados está cada vez más lejos. La situación palestina empeora día a día. En su reflexión nos dice “no hay nada más peligroso que un pueblo que no tiene nada que perder”. Impresiona.

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