Es una mujer enérgica y dulce, sencilla, muy
religiosa, hasta el punto que su casa era, como dice su hija "la
posada de todos los misioneros, frailes y sacerdotes que la necesitaban”.
Hija
de ferroviario, lo que explica su movilidad por los pueblos de España.
Lleva sus 100 años, y su dependencia, con dignidad, con
participación, con alegría y sobre todo con serenidad.
Su historia es la de
muchas mujeres de su tiempo, dura, trabajada: nació en Monforte de Lemos
(Lugo), esposa y madre de 4 hijos, uno de ellos falleció al nacer, los otros 3
sobrevivieron:
2 varones y una mujer, que la adoran y respetan, por la fuerza y las enseñanzas
que les sigue transmitiendo.
No se arredró durante la guerra y picó los campos
con azada, lavó la ropa de los ricos en el río o en casa por la noche en una
artesa. Cuando enfermó su esposo, viviendo en un pueblo de Valladolid, se puso
a cocinar para todo aquel que se lo pedía, estuvo sirviendo en León, estudio
corte y confección, cosiendo para toda la familia. Continúo
segando, recogiendo lentejas: “menos a la remolacha de todo”, expresa. Le daba tiempo a usar el ganchillo y
así son las colchas que tienen sus hijos. Hacia los años 50 hizo fideos para
los pueblos.
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| Las flores, nuestro homenaje a la valentía y a la entereza, a una gran mujer |
Inculcó el trabajo sencillo, sin remilgos a sus hijos y continua
con su sonrisa y forma de hablar educada, haciéndonos ver a los que la cuidamos
la dignidad de la vejez, la dependencia y el envejecimiento activo dentro de
las posibilidades de cada uno.
Se llama Dña. Ascensión Borges Candelas, nos
queda mucho por saber de ella, por aprender, de esta generación de mujeres que
hicieron fuerte a toda una generación de españoles.
TV Aragón acudió a la Residencia e hizo un reportaje que podéis ver en este enlace. Minuto 20 hasta el 23,50:
Aqui
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