26 junio, 2020

El antes y el después de nuestro huerto

Ayer fue un día especial en el centro de día San Carlos y Mª Jesús Mayoral, una de sus educadoras, ha querido compartirlo con los lectores de este blog. Os dejamos con su artículo. 

Después de tres meses de avatares (confinamiento estricto, y sucesivas fases de desescalada, meses de estar en contacto solo por vía telefónica o de whatsapp, sin actividades grupales desde el día 16 de marzo), por fin comenzamos, aunque tímidamente, nuestra primera actividad presencial con algunos de los pacientes a los que atendemos desde el CRPS: Ayer comenzamos, por fin, la actividad de huerto. 

Los usuarios acudieron con ganas. En parte ganas de estar con los compañeros y amigos, en parte ganas de recuperar un poco de normalidad, aunque esta sea totalmente diferente a la forma que teníamos de hacer las cosas y que conocíamos. 


La actividad hortícola se nos presenta como un respiro ya que es una de las pocas que se desarrollan al aire libre, con las garantías necesarias de seguridad, aunque a ello además se suman las nuevas medidas introducidas para su realización, mascarillas, distancia de dos metros, limpieza a la entrada y la salida de las manos, cuidado mayor con las herramientas que utilizamos y otras más que iremos viendo necesarias seguramente con el tiempo. Pero todo sea en aras de disfrutar de esta actividad en la naturaleza que tanto juego nos da para disfrutar de la relación, la charla, y el goce visual de flores, plantas y pajarillos cantores que mejoran el estado general de ánimo de cualquiera. 

Sin embargo este hecho no habría sido posible si no hubiéramos comenzado a trabajar en serio la tierra que tan maltrecha se había quedado después de dos meses de confinamiento. Desde finales de abril, comenzamos a preparar el huerto, (huerto por decir algo), pues más parecía la selva amazónica de la fertilidad en malas hierbas que nos encontramos al llegar. 

Ha sido una primavera muy lluviosa y calurosa. Lo que ha ocasionado un crecimiento exuberante de las malas hierbas. 

Durante mes y medio hemos puesto a punto el huerto entre dos educadoras, una de San Nicolás y otra de San Carlos, y alguna ayuda puntual, pues el huerto es un proyecto conjunto y que da vida a muchas personas de las que atendemos en ambos proyectos. El esfuerzo físico, que lo ha sido, ha merecido mucho la pena. Al menos es mi balance, aunque el mejor balance lo harán los usuarios. Su satisfacción personal suele ser nuestro mejor indicador. 

Por delante nos queda todo el verano, el mejor momento de un huerto, ver crecer los frutos y saborearlos luego. Esperamos disfrutar de unas ensaladas inolvidables en sabor y de recetas saludables con productos ecológicos y de calidad. Esto es lo que nos aporta el huerto San Nicolás.