12 marzo, 2020

Mi primera visita a Daroca

El proyecto de Cárcel de Cáritas Diocesana de Zaragoza, mediante el cual se acompaña a personas de los Centros Penitenciarios de Zuera y Daroca, pretende favorecer la reinserción en la sociedad de las personas que están privadas de su libertad y sensibilizar sobre la realidad de la prisión y la justicia restaurativa.

Un mundo que se antoja difícil de imaginar para aquellos que nunca han vivido de cerca situaciones similares a las de estas personas. Puertas y más puertas, que separan espacios despersonalizados, pero a pesar de la frialdad del ambiente, “se agradece encontrarte a la entrada con una trabajadora sonriente”, comenta una de las personas voluntarias que han acompañado en alguna ocasión a Luis, trabajador social, en sus visitas a Daroca.

En un primer momento, “parece que la soledad y el silencio permiten a estas personas un encuentro consigo mismos y una aceptación de su situación. Aunque mi experiencia me ha llevado a pensar que luego la situación no es tan sencilla”, confiesa esta voluntaria en su primer contacto con este ambiente. 


En la acogida a Mauricio, Al Abdullah y Juan, se respira “complicidad”, los gestos de acercamiento de Luis y “sus adecuadas y cálidas palabras”, llaman la atención de la acompañante, que agradece a Cáritas la oportunidad de participar en una experiencia así.

Desde este proyecto se programan entrevistas y encuentros personales en el interior de los centros penitenciarios, promoviendo el contacto con las familias y el seguimiento de los permisos, así como el acompañamiento en juicios y el contacto con los abogados.

Acciones de las que se beneficiaron casi 80 personas durante el año 2018. Personas como José o Pedro, que bien podrían ser presos también de su historia, su actitud, su agresividad, “de la confusión entre el mundo físico y su interpretación”.

Sin embargo, ante la mirada externa y atenta de esta voluntaria “estas personas se antojan incluso alegres, hablan de su día a día, cada una de ellas espera algo, pone su esperanza en acontecimientos futuros más o menos cercanos en el tiempo. Una operación con su posterior rehabilitación, la comunicación con su familia en un rincón de África, un viaje a Lourdes, unas zapatillas nuevas de mejor calidad, un traslado a otra prisión”.

La sensación de dificultad de esta voluntaria de ponerse en el lugar de estas personas, le ha provocado un cambio en su interior, “no puedo ser la misma que antes de entrar”.

El proyecto de Cárcel de Cáritas Zaragoza refuerza una de las ideas principales del modelo de acción social de Cáritas en el que la persona es el centro de todo. “Cuando estás con la persona, se acabaron los planteamientos previos, no hace falta recurrir a ellos, es una persona, es un encuentro, es un lugar sagrado”, concluye.

Agradecemos a esta voluntaria el haber compartido esta experiencia con todos los lectores del blog.