Hace unos días se acercaron a la acogida de Cáritas, en la parroquia de Santo Tomás, dos mujeres argentinas, una madre y su hija, que venían a despedirse de los voluntarios. La situación se había hecho insostenible y habían decidido volver a su país, como tantas personas inmigrantes en estos momentos.
Venían a decir adiós, pero, sobre todo, a dar las gracias a las personas, que en nombre de la comunidad, en nombre de Cáritas, las habían acogido, acompañado, ayudado... durante el tiempo de su permanencia en Zaragoza.
Es un pequeño gran milagro que se produzcan estos hechos como éste, de reconocimiento, de agradecimiento a una labor ejercida desinteresadamente por los voluntarios.
Y como a nadie le amarga un dulce -y esta vez en sentido literal- estas dos mujeres trajeron una tarta hecha por ellas en la que han escrito: "!muchas gracias Cáritas!.
Silvia, la trabajadora social de la zona, nos enseñó la tarta y no pudimos por menos que fotografiarla y contaros a todos este hermoso gesto. Qué cierto es el refrán: "De personas bien nacidas es el ser agradecidas"
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