Manuel Hernández, el coordinador del ciclo de cine, ha enviado esta crónica para contarnos cómo se ha desarrollado esta X edición, que ha contado este año con 900 asistentes:
¡Diez años de éxito! Un año más cumplimos el objetivo de reflexionar a través del cine sobre estos temas que nos preocupan y que tienen, tristemente, una actualidad creciente. Lo primero fue agradecer a asistentes y colaboradores su fidelidad. Gracias a todos. Y hablamos de éxito por la cantidad de gente que viene domingo tras domingo, y por la calidad del debate posterior a la película, así como por la ilustración que supone la lectura que hacen nuestros colaboradores. A todo ello este año hemos añadido sendos testimonios, cada uno de los tres domingos, de personas que han enriquecido el debate con su experiencia.
El niño de la bicicleta nos trajo a la sala una renovada evocación de Los olvidados de Buñuel. Con el realismo esteticista habitual de los directores, la película ofrece el tema de los niños de acogida. Tras las pistas de lectura audiovisual de Isabel Soria, Renato y Maite, de la Asociación de Acogimientos Familiares de Aragón, nos hablaron de su experiencia como familia de acogida. Su testimonio facilitó precisamente acumular esas emociones que parecen tan mediatizadas en la película. Ellos abrieron sinceramente su corazón, para explicarnos lo grande que lo tienen al acoger a todos esos niños que viven una realidad tan dura, para ayudarles a encontrar una familia y un camino de esperanza.
Julio Batalla, voluntario del programa de Proyecto de Cárcel de acogida, nos acompañó en la mesa el segundo día, para dar continuidad a la proyección de Redención. Frente a la visión de final feliz propuesta por Fernando Sanz, tras el análisis del filme, Julio apuntó a la continuidad de la historia en prisión, sin duda no tan feliz en la realidad, aunque en la película se plantee como un final de justicia y abierto al futuro. Pudimos comprobar en este filme inglés cómo la exclusión se encuentra en ocasiones detrás de una apariencia de normalidad y de estado del bienestar. Para evitar estas exclusiones cotidianas, y también las de los privados de libertad, la escucha, el acompañamiento, son fundamentales, para que la persona que sufre encuentre su redención, sane su dolor, rompiendo la soledad con esperanza.
Y final feliz es indiscutible en L´Havre, película que cerró el ciclo. Si todos los días se quedaron al debate más de la mitad de los asistentes, en este día además fueron varias las intervenciones acompañadas de aplausos. Los primeros para David Galindo, que presentó y comentó esta fábula poética. Los siguientes para Rodrigo Lastra, de la “Plataforma Círculos de Silencio”. Nos explicó Rodrigo que este movimiento iniciado en Francia se reúne los primeros viernes de cada mes de 20 a 21 horas en la Plaza del Pilar para “visibilizar” la protesta contra las situaciones de injusticia que están viviendo las personas inmigrante en nuestro país, y entre ellas los nuevos cambios que se quieren incorporar en el Código Penal, cambios que van a considerar delito la asistencia a personas “sin papeles” en regla. “Salvemos la hospitalidad” es la campaña que intenta derogar estos cambios que criminaliza la ayuda humanitaria, y que va en contra, como tantas otras leyes actuales, de los Derechos Humanos. Nos invitó directamente a desobedecer esta ley. David también nos hizo caer en la cuenta de cómo la ciudadanía de la población francesa de la película, da ejemplo de fraternidad para ayudar al inmigrante y es su principal valedor. Un ejemplo de fraternidad que podemos imitar. En el debate surgió continuamente la necesidad, la exigencia, de reaccionar ante las acciones de carácter regresivo que están imponiendo las leyes y los gobiernos.
Los aplausos que, como decía, acompañaron algunas intervenciones y también el final de la tarde, ya fuera del horario de cierre del Centro Pignatelli, son también nuestro estímulo para empezar a trabajar en el XI Ciclo. De hecho, ya lo estamos haciendo.
Manuel Hernández Martínez
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