Imágenes de los participantes en las diferentes sesiones
Durante los meses de abril y mayo han tenido lugar los cursos Cuidarse para cuidar y la Jornada Para cultivar la esperanza que forman parte del plan de formación para los equipos parroquiales. Se pretende reforzar las actitudes positivas con las que hacer frente a este período difícil de crisis que estamos atravesando. Del primero de ellos se celebraron 5 talleres en diferentes zonas de la ciudad de Zaragoza y el segundo reunió a más de setenta personas en una Jornada de la que ofrecemos el testimonio de uno de los participantes:
Con la sensación de que hemos vivido un momento especial y muy intenso emocionalmente, nos vamos un puñado de gente, unos setenta, todos de Cáritas, tras finalizar la Jornada
Para cultivar la esperanza, en la que hemos participado esta mañana de sábado en la acogedora Parroquia del Corazón de María.
Nos hemos reído, hemos rezado, hemos cantado; hemos aprendido a estar atentos a nuestros sentimientos, a reconocer un poco mejor nuestras respuestas y nuestras actitudes, hemos mirado la realidad de frente, sin engaños ni paños calientes, nos hemos dado cuenta de lo pequeños y, a la vez, fuertes que somos; y así, nuestro conductor, experto en hacer fácil lo difícil, nos lleva a recordar que somos parte de un proyecto mucho más grande, el proyecto de Dios, que estamos en sus manos y que hemos venido a sembrar y a cultivar, que lo importante es el camino y que el momento que nos ha tocado vivir, aunque duro, es también apasionante.
Migueli -el profesor, el animador...- es un hombre de formación extensa, con experiencia en proyectos sociales, que ha viajado y conoce bien la América latina, músico sensible, implicado en múltiples y diversos proyectos educativos, formativos y de comunicación, que no para de aprender y se embarca con generosidad en experiencias como esta, en la que le pides: esto, pero también aquello, y que sea divertido y además serio, y que sirva para ... Transmite vitalidad y esperanza con sus canciones, que son oración, y con su testimonio, simpático y entrañable, profundo e intenso, coherente y claro.
Como dice en una de las canciones con las que enriqueció su discurso sobre la gestión de las emociones:
Quisiéramos ser cien o al menos treinta y tres, pero el Señor nos dijo, con solo dos o tres. Gracias Migueli por acompañarnos.
Pues eso, que ¡cunda la esperanza! y que se note en esto somos cristianos.