Con motivo de la Jornada Mundial para el Trabajo Decente que se celebra el día 7 de octubre, varias organizaciones de la Diócesis de Zaragoza, entre las que está Cáritas, organizaron el día 1 de octubre un acto para reflexionar en torno a la organización del trabajo en la actualidad.
El acto tuvo lugar en el Centro Joaquín Roncal y la convocatoria superó las expectativas, ya que fueron más de cien los asistentes al acto. Entre ellos hubo miembros de delegaciones diocesanas, miembros de comunidades parroquiales o entidades de Iglesia, pero también personas ajenas a grupos eclesiales y pertenecientes a otros movimientos sociales comprometidos con la transformación social.
Este poder de convocatoria fue, en parte, gracias a la participación de Yayo Herrero como ponente central del acto, antropóloga, ingeniera, profesora y activista ecofeminista española, y una de las investigadoras más influyentes en el ámbito ecofeminista a nivel europeo.
La ponencia versó en torno a “una mirad ecofeminista al concepto de trabajo”. Desde el inicio Yayo Herrero calificó la situación actual como una crisis civilizatoria, en la que la política, la economía y la organización social le han declarado la guerra a la vida.
A continuación, hizo un análisis de los criterios utilizados por el pensamiento hegemónico actual para la organización de nuestra sociedad, contraponiéndolos a su vez desde una mirada ecologista y de la humanidad vinculada a la naturaleza de manera indisoluble. Ello le permitió poner de manifiesto que el crecimiento ilimitado que plantea el actual sistema capitalista, es una falacia que conduce al aumento de la desigualdad social y al agotamiento de recursos naturales.
Según Yayo Herrero, las tensiones que hoy sufre la Europa de dos velocidades es manifestación del concepto de sociedad injusta que una pequeña élite está imponiendo y, por la cual, acaparan recursos para mantener el nivel de vida material conseguido, a costa de expulsar a las mayorías sociales que viven en otros territorios y que son los que aportan las materias primas para mantener su estatus. Esta tensión es mucho más evidente y grave con respecto a los países del tercer mundo y causa fundamental de los movimientos migratorios que estamos viviendo.
Todo esto tiene repercusión en el ámbito del trabajo, ya que estás élites imponen recortes y medidas de austeridad, para hacer viable la continuidad del crecimiento económico que, por otro lado, es cada vez más insostenible ante la disminución y escasez de recursos naturales. Así, se reducen derechos laborales, se imponen condiciones laborales más restrictivas que conducen a la precariedad laboral.
Para finalizar, puso de manifiesto cómo existen tareas en el ámbito de los cuidados (niños, naturaleza, ancianos o discapacitados), las cuales mayoritariamente recaen en las mujeres, deben ser consideradas como trabajo aunque no sea remunerado.