25 febrero, 2015

Concluye el XII Ciclo de Cine Pobreza y Exclusión Social

Vista general de la sala en una de las proyecciones



Gervasio Sánchez en primer lugar
        Durante tres domingos de febrero hemos celebrado, un año más, este ciclo de reflexión y concienciación a través de la pantalla del cinematógrafo. Al lema habitual de nuestro ciclo se unía este año la adhesión a las campañas “ Sin dignidad no hay justicia, ¿qué haces con tu hermano?" y  “Una sola familia humana, alimentos para todos”, en la que también interviene Manos Unidas.
 
       Pero la primera película, presentada por Fernando Sanz, siguió por los temas habituales de nuestro ciclo, centrando el problema de la injusticia social en cuestiones sanitarias. Para ilustrar este tema elegimos la película  La mujer del chatarrero, sobre la que Fernando explicó especialmente el juego de realidad y ficción: relato en imágenes de lo que aconteció a una familia gitana en Bosnia. Está interpretada por las personas a las que les acababa de suceder: la mujer no podía acceder a los servicios sanitarios, a pesar de peligrar su vida, por falta de dinero. Explicó el profesor que hay una voluntad de estilo en el director, que huye conscientemente de la belleza formal para filmar con un realismo casi sucio, o al menos descuidado, una historia con apariencia de documental. Y para establecer un debate en profundidad sobre el tema nos acompañó también el doctor Luis Gimeno Feliu, que explicó que estas situaciones no se producen en España, y que no se rechaza a nadie para ser operado aunque se hace firmar un compromiso de pago. También nos aclaró algunos conceptos sobre el sistema nacional de salud y la situación de “medicalización” de nuestra sociedad, aclarando con cifras que realmente la población inmigrante es más sana que la autóctona y produce menos gasto de salud comparativamente. Una hora duró el debate entre el aforo, gracias a las respuestas estimulantes y comentarios acertados de Fernando y Luis.
          La película del ciclo que ilustraba la campaña sobre la alimentación fue la segunda, el clásico, de John Ford, Las uvas de la ira. Debido a su duración se eliminó la parte de debate y Violeta Almagro realizó una presentación-exposición para contextualizar históricamente la película. La explicación resultó muy didáctica, muy histórica, pero Violeta no se quedó en el pasado, y gracias a su guía después pudimos apreciar por qué es un clásico del cine, pues en la presentación tendió claramente los puentes que unen ese triste pasado con este crítico presente, con demasiadas similitudes, a pesar del blanco y negro de esas imágenes, que no dejan de iluminar las luces y sombras de nuestro presente. En la presentación también incidió en que nos fijásemos en los gestos de solidaridad que se observan en los personajes, en la importancia del paisaje para plasmar el tema de la película y en los primeros planos de los actores.
          Y cerramos el ciclo, hasta el año 2016, el último domingo de febrero, con La piedra de la paciencia. De nuevo nos saltamos el esquema tradicional de presentación, proyección y debate, para aprovechar la asistencia a la proyección del fotógrafo y periodista enviado especial de Heraldo de Aragón  Gervasio Sánchez. Presenta la película David Galindo, y lo hace antes de la proyección con cierto detenimiento, para guiar el visionado. En ella nos hace caer en la cuenta de que está basada en una novela homónima del director, y que ese origen literario también invita a comparar la idea con la novela de Delibes Cinco horas con Mario, pues efectivamente toda la narración surge del diálogo y voz en off de la protagonista que atiende a su marido, en este caso herido en las guerrillas en Kabul. La perspectiva de la narración es también la de la mujer, a la que pone rostro y cuerpo Golshifteh Farahani, y sobre la que recae efectivamente todo el logro de la película, junto a un elaborado guión y a una gran historia. Y esa visión femenina es la que choca en un mundo tan masculino como es el de la sociedad afgana.   
        Cuando se apaga el proyector desde el que hemos visto precisamente esa historia que puede parecer tan llamativa, se enciende otro foco, y es el de la mirada de Gervasio Sánchez. A través de sus fotografías nos cuenta muy brevemente su trabajo de seis años en Afganistán, en una exposición que ha comenzado su gira en Barcelona y recorrerá España y llegará a Zaragoza a principios de año. Hay que indicar que, como se ha avisado al principio que se hará esa proyección, todo el mundo se queda tras la película y podemos disfrutar de una proyección comentada por el propio Gervasio, que nos va presentando a los protagonistas de sus fotografías, mujeres de Afganistán a las que les pasa cada día lo que nos cuentan la película y la novela de Atiq Rahimi. La triste historia de la protagonista es la de cada una de esas mujeres fotografiadas. No sólo mujeres del pueblo, de la zona rural, mujeres pobres, sino también de las zonas urbanas, mujeres universitarias y hasta diputadas, que defienden unas leyes que no se pueden poner en realidad en práctica por el peso de la tradición  machista: los padres se ven obligados a casar a sus hijas con criterios de compensación económica o conveniencia social, no está permitida la relación amorosa si no hay matrimonio, la diferencia de edad entre hombres y mujeres es abismal, cuadruplicando los primeros la edad de éstas. Estos comentarios han encendido a parte de la sala, especialmente a las asistentes femeninas, que, incluso, han sugerido a Gervasio Sánchez que realice un trabajo así en España para denunciar esta situación, precisamente en el Día por la igualdad salarial entre hombres y mujeres, a nuestro entender minimizando la dura realidad de otros países que, tanto la película, como  Gervasio  habían dejado flotando en la sala. Pero el periodista, muy acertadamente, imprimió de nuevo  la mirada solidaria,  amplia y universal en sus respuestas.
 
      Nos podían haber echado del salón al rebasar ampliamente la hora prevista de final, pero, como siempre, han sido muy amables en el Centro Pignatelli y hemos podido despedir correctamente el ciclo de este año con unas palabras del director de Cáritas Diocesana de Zaragoza, Jaime Sanaú.
 
     Hasta el año que viene, y gracias a todos por participar y disfrutar, especialmente a los ponentes Gervasio Sanchez y Luis Gimeno por su colaboración  desinteresada.
 
  Manuel Hernández Martínez, coordinador del Ciclo de Cine
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Programa "A Vivir Aragón", de Radio Zaragoza, del sábado 21de febrero de 2015

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