03 marzo, 2014

Son víctimas, no culpables



Nota de Cáritas Española en defensa de unas políticas migratorias justas y humanas

 Cáritas Española suscribe los contenidos de los comunicados difundidos en los últimos días por diversas Cáritas Diocesanas sobre la muerte de 15 personas migrantes en la playa ceutí de El Tarajal, en especial el emitido de forma conjunta el 18 de febrero por las Cáritas Diocesanas de Cádiz y Ceuta, y de Asidonia-Jerez.

 Estos pronunciamientos expresan la vocación de denuncia de esa “globalización de la indiferencia” sobre la que alerta el papa Francisco ante los efectos de una “cultura del descarte” propiciada por “este sistema injusto internacional donde el 'dios dinero' está en el centro”.
Cuando se van apagando muchos de los ecos sobre la muerte de esas personas, Cáritas Española quiere lanzar una palabra de alerta y honda preocupación, como la expresada de manera valiente por monseñor Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, al señalar que “es inaceptable que una política inhumana de fronteras obligue a las fuerzas del orden a cargar la vida entera con la memoria de muertes que nunca quisieron causar y que a los fallecidos en las fronteras se les haga culpables, primero, de su miseria, y, luego, de su muerte“.
Las 15 vidas perdidas son apenas el grito audible del drama humano al que se enfrentan miles de personas en su tránsito hacia la frontera y en las devoluciones forzadas. Ese sufrimiento, en contra de lo que se nos dice, no va cesar por poner vallas más altas o aplicar procesos de devolución sin garantías. Son personas que buscan mejorar su vida, huyendo en muchos casos de la miseria, de la injusticia y de las violaciones de los derechos humanos.
Como hemos alertado de forma reiterada, la realidad migratoria no se puede abordar exclusivamente desde medidas de seguridad y control fronterizo. España y la Unión Europea deben considerar otras políticas y apoyarlas con financiación suficiente.
Recordamos, además, que la condición de irregularidad administrativa no puede ser excusa para menoscabar la dignidad del migrante ni vulnerar sus derechos humanos.
Quienes se juegan la vida intentando llegar hasta Europa son víctimas, no culpables. Sobre ellos, sin embargo, recaen las consecuencias de esta tragedia porque:
-              Se diluyen las responsabilidades con respecto a estas muertes dentro del ruido político de declaraciones y respuestas.
-              Se criminaliza a las personas que migran y se alimenta la percepción de amenaza con mensajes como “30.000 inmigrantes aguardan en Marruecos para saltar a Ceuta y Melilla”.
-              Se proponen nuevas medidas como las llamadas “devoluciones en caliente”, no contempladas en la actual legislación y que no hacen sino endurecerla aún más.
-              Se siembra un mensaje en la ciudadanía que, en forma de miedo, se transforma luego en racismo, prejuicios y estereotipos que dificultan la convivencia en barrios y comunidades.
-              Se invisibilizan las condiciones socio-económicas de los países de origen, y se olvida nuestra corresponsabilidad de cooperar para su desarrollo.
Desde Cáritas, involucrada en la acogida y el acompañamiento de estas personas tanto en sus países de origen y de tránsito como en las comunidades de acogida, entendemos que las consecuencias que necesitamos extraer como sociedad de esta nueva tragedia apuntan en un sentido inverso: no hagamos sufrir más.
Una vez más, hacemos un llamamiento a humanizar las políticas migratorias de nuestro país y de la Unión Europea.

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