10 septiembre, 2013

Mis vivencias en el campo de trabajo de Palestina


Ha pasado más de un mes desde que Eusebio volvió de Palestina; su experiencia, narrada por él mismo, día a día, quedó plasmada en este blog. Hoy, muchos días después, resume lo que ha supuesto para él esa experiencia:




           Hola a todos.
     Pienso que vivimos en un mundo que está muy globalizado y en el cual se producen importantes cambios.  Para entenderlos y saber apreciar lo privilegiados que somos de vivir en nuestra cultura, es una buena opción, si hay posibilidad, poder viajar.
      En años anteriores había realizado algún viaje con la familia o amigos para poder conocer otras culturas pero este año tenía pensado hacerlo de forma distinta, quería irme de voluntario. Se me comentó que Cáritas iba a empezar un proyecto pionero: un “workcamp” (campo de trabajo) en Palestina. Sin dudarlo supe que  ese  sería mi destino este año. Me permitía poder realizar un campo de trabajo (pero un concepto diferente al  que muchos podéis pensar) y, por otra parte, visitar algunos de los Lugares Santos.

     Mi estancia en Palestina ha sido más que positiva (estaba en la zona de Belén). Por una parte, era preciso que tuviese unas nociones básicas de la situación: qué, dónde, cuándo y quién es cada uno en la “película”. Mi percepción es que son gente completamente normal, para nada son conflictivos y en las calles se respira un absoluto ambiente de tranquilidad (reitero una vez más que yo solo he estado viviendo en esta zona y, por ello, cuando generalizo como población, me refiero a los habitantes de esta región).
      A mi vuelta y cuando ya ha pasado un poco de tiempo, varias son las vivencias que han sucedido allí y que las valoras con la distancia. Junto al grupo de voluntarios españoles había también jóvenes locales con los cuales hemos convivido 10 días, tiempo en el cual puedes hablar con ellos, hacer preguntas y que te cuenten como es su vida cotidiana.
    Para comenzar a destacar cuales han sido los “sellos” que han quedado en mí, es necesario recalcar que la población cristiana de Belén es muy reducida. Un aspecto en el cual son un ejemplo para nosotros es la buena convivencia entre musulmanes y cristianos. Con un absoluto y completo respeto entre ambos. Incluso en alguna actividad tuvimos una integrante musulmana que vino a ella con sus amigas cristianas, siendo una más del grupo… algo muy complicado de ver en algunas ocasiones (desde mi humilde punto de vista).
     La manera de conocerse chicos y chicas es completamente diferente a España, ya que, como comentaba alguna de las voluntarias palestinas, si vas a una discoteca te miran mal y es más complicado casarse. Por ello, algunas actividades como las de los scout permiten a la juventud hacer nuevas amistades.
     Los idiomas son otro aspecto en el que nos llevan años luz a la mayoría de los españoles. Jóvenes de 14 ó 15 años ya hablaban un casi perfecto inglés y además un tercer idioma adicional como italiano o alemán.  Recordar que su lengua madre es el árabe.
     Otro aspecto relevante es la familia, la importancia que se le da (la que se tendría que dar en muchas ocasiones en Occidente) y, por supuesto, algo que en estos tiempos se ha perdido: el respeto a los mayores de la familia.
     Los checkpoint para ellos son rutina. Algunos no pudieron venir a Jerusalén porque no tenían el permiso que les acreditaba para poder entrar en territorio de Israel. Para ellos es casi normal no poder ir por una carretera porque el checkpoint está cerrado. En una ocasión lo pude vivir en primera persona. Tuvimos que cambiar de ruta para llegar a Ramallah porque estaba cerrado el control. Es como si para ir a Calatayud está cerrado el paso de La Muela porque no hay militares que te autoricen a pasar y tienes que ir por Daroca para llegar allí.


     
      Tuve la gran ocasión de estar en el principio y el final de Jesucristo en la Tierra: La Natividad y el Santo Sepulcro. Lugares Santos en los cuales al entrar puedes percibir que dentro de ellos tuvo lugar algo muy especial para los cristianos.
   Gracias a todos los que habéis hecho posible esta experiencia inolvidable y que, por supuesto, marcará un antes y un después en mi forma de ver la vida, los comportamientos y por supuesto a los  hermanos de otras religiones.
Shukran
Eusebio

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