24 diciembre, 2009

DEJAD QUE NAZCA EL NIÑO


Fotografía del arco iris, tomada desde la sede de Cáritas Zaragoza el día de Nochebuena


Este podría ser el lema de estas Navidades: “Dejad que nazca el niño”, esperanza para tantos miles y miles de hermanos nuestros que están siendo olvidados, que apenas cuentan para los dioses de nuestro mundo. Impedir que nazca el “niño” en este tiempo de crisis, sería frustrar la esperanza de los pobres. Navidad es precisamente eso. Dejar que nazca Dios en el corazón de cada persona, porque sólo desde el interior se puede llegar a curar las heridas, a tener sentimientos de esperanza, aunque las apariencias nos muestren lo contrario.

Sería triste suprimir la novedad de lo divino en la vida del ser humano; apartar a Dios de lo cotidiano equivale a suprimir lo humano en la vida de Dios, quitarle a Dios una parte fundamental de su propio ser. El “niño” que quiere nacer, éste es el grito doloroso de la crisis, es una Buena Noticia para los pobres, pero es una mala noticia para los poderosos y los ricos, por eso, querrán eliminarlo como Herodes bajo ropaje de humanismo.



Querrán eliminarlo, porque temen que con su nacimiento los dioses de muerte van a ser destronados: el dios poder, naciendo débil; el dios dinero, naciendo pobre; el dios prestigio, naciendo olvidado y en el más completo silencio. Por eso, Navidad nos revela algo muy importante: si quieres que cambie radicalmente una sociedad, has de cambiar sus dioses, que, por cierto, están muy agazapados y no son nada fácil de discernir. Se requiere una reflexión espiritual y un análisis lúcido de nuestra situación para poder descubrir el “niño que está naciendo”. ¡Feliz Navidad!



Felix Felipe

Consiliario de Cáritas Diocesana de Zaragoza

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