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22 junio, 2008

Gran Scala y la vertiente social

Caritas ve con mucha preocupación las apuestas institucionales por un desarrollo poco sostenible de Aragón, social y económicamente. Proyectos como Gran Scala ponen de manifiesto que la exclusión entendida en todas sus vertientes sólo se tiene en cuenta cuando llega a cotas de extremada gravedad y cuando ya no hay remedio. Caritas, como pone de manifiesto en todas sus memorias, interviene no sólo para paliar sino para prevenir la generación de nuevas pobrezas. Por eso creemos que no es tarde para que el Gobierno de Aragón en este momento, y en su nombre la sociedad aragonesa, apuesten por políticas y acciones orientadas a la inclusión y no a la exclusión, que tengan en cuenta a toda la ciudadanía y que no vuelva a dejar en los márgenes, cada vez más amplios, a un conjunto de personas que sin duda se verán abocadas a la exclusión con proyectos tan poco sostenibles como este.

La oposición de Cáritas al proyecto de Gran Scala se centra en dos ideas fuerza:

Personas y territorio en el ámbito rural: Más que un desierto, término con el que se llama a esta zona aunque no lo es, Los Monegros son el resultado de una política de desertización del tejido productivo por falta de planificación y de voluntad, junto con un abandono asumido y consentido. No podemos aplicar el “todo vale” para el entorno rural como tampoco se hace en el entorno urbano. La dificultad social y económica no significa indignidad.

Políticas y acciones generadoras de exclusión: En un proyecto como este tenemos la ocasión privilegiada de prevenir antes que reaccionar. Gran Scala traerá exclusión en forma de ludopatías, vidas destrozadas, violencia de genero, delincuencia, prostitución de alto y bajo nivel,…Apostar por un desarrollo poco sostenible como es el negocio basado en la especulación y en la ludopatía es apostar por la exclusión futura de miles de personas, aceptando de antemano ese efecto colateral como connatural al proyecto empresarial.

Personas y territorio en el ámbito rural


Las luces de neón y el tintineo de las tragaperras del Proyecto de Gran Escala irrumpen en el medio rural monegrino cuando este vive un momento difícil y hasta se podría decir, de desesperación.

El agua siempre ha marcado el ritmo de vida en Los Monegros; la escasa pluviometría ha determinado cosechas de cereal malas e irregulares. Estos últimos años la sequía ha afectado de especial manera a la ganadería; la falta de pastos obliga al ganadero a gastar más en piensos compuestos, con lo que la rentabilidad de sus explotaciones disminuye.

Esperando el regadío que en algunos lugares ha llegado tarde y en otros no llegará, a pesar de las eternas promesas electorales, la población inició hace un tiempo ya el éxodo a la ciudad (el regadío no es pues garantía para fijar a la población); esta marcha continúa por la falta de servicios, sobre todo de salud y educación. El resultado es un conjunto de pueblos con una población muy envejecida, con un sector de edad media que tiene muy limitadas sus posibilidades de futuro, y con tan pocos niños que no habrá relevo generacional.

El último invitado a esta fiesta ha sido el baile en los precios en la producción de los biocombustibles, fenómeno que ha desplazado un volumen importante de productos para consumo humano y animal en otra dirección, provocando graves repercusiones en la regulación de precios, inseguridad en los ganaderos, subida de precios de piensos, aumento de la especulación en la cadena de distribución, etc. No ha habido una política correctora de estas deficiencias.

A esta situación hay que añadir la anunciada desaparición de las subvenciones al cereal por parte de la PAC (Políticas Agrarias Comunitarias), que produce una sensación de que todos los esfuerzos realizados de adaptación a la situación, a las nuevas tecnologías y la modernización de la agricultura no habrá servido de nada. ¡No hay alternativas! Porque tampoco han servido los pequeños esfuerzos que se han hecho por implantar talleres o industrias, ya que todo se concentra en Zaragoza.

Más que un desierto, término con el que se lama a esta zona aunque no lo es, Los Monegros son el resultado de una política de desertización del tejido productivo por falta de planificación y de voluntad , junto con un abandono asumido y consentido.

Frente a un panorama como este y un proyecto como Gran Scala, la gente parece que no puede hacer otra cosa más que aferrarse a él como un clavo ardiendo. Pero esa no es nuestra opinión. Caritas Aragón de la que Caritas Zaragoza forma parte, ha puesto de manifiesto como otras alternativas son posibles y eficaces. El Plan Estratégico de Desarrollo Rural llevado a cabo durante tres años en la comarca del Jiloca con la participación ciudadana, las Administraciones Públicas y las entidades sociales y empresariales, ponen de manifiesto que hay alternativas que son viables y que favorecen el desarrollo desde lo que cada comarca es y puede llegar a ser. Creemos en ese modelo, en el modelo de desarrollo sostenible, con participación en la generación de recursos de sus propios protagonistas, sin miedo a la entrada de capital foráneo pero con un gran respeto por la dignidad y la capacidad de decisión de sus personas. Sabemos que es un proceso más lento, menos deslumbrante, pero sin duda más sostenible, más coherente con la tierra, y con las personas que son las que definitivamente tienen que tomar la decisión sobre su propio futuro.

Políticas y acciones generadoras de exclusión

En las valoraciones que se hacen sobre este macro proyecto, no toman fuerza, en ningún momento, ni el coste social posterior a su puesta en marcha, ni la prevención de hechos colaterales que invariablemente se obvian tachándolos de anecdóticos y puritanos. Sólo cuando nos desborden las cifras y tengamos que actuar sobre la incidencia social de Gran Scala pensaremos que probablemente este proyecto no fue el más adecuado para humanizar y mantener nuestro entorno. Asistimos con total normalidad a la deshumanización de lo lúdico, a la normalización del juego de casino como miseria asumida de los ricos, sin entrever las consecuencias sociales, sanitarias y humanitarias que esto supondrá para los de siempre, los excluidos, pero ojo, los excluidos no sólo de aquellos que lo son antes de Gran Scala, sino también de aquellos, que lo serán como consecuencia de dicho proyecto empresarial, la nueva pobreza rica.

Planteamos aquí sólo algunas de las cuestiones que desde el punto de vista de lo social plantea el proyecto de Gran Scala y sobre los que queremos llamar la atención:

1/ En primer lugar ni podemos ni debemos apostar por un modelo de desarrollo basado en factores de exclusión evidentes en la propia definición del modelo empresarial que se propone: tono especulativo, generador de adicciones (al juego, a las drogas, al comercio de personas…), el tono de desarraigo con la realidad e historia de la zona entre otros.


2/ Gran Scala no va a tener una incidencia significativa sobre nuestros usuarios actuales, puesto que el nivel de exclusión se traslada incluso en esos ámbitos. No obstante, somos conscientes que va a generar nuevas bolsas de marginación, pobreza y exclusión para las cuales no existen procesos ni modelos de intervención en nuestra Comunidad (la pobreza rica: determinadas adicciones, modelos de prostitución, desarraigo de las personas con el territorio en el que terminan, ludopatías,…)

3/ Observamos como las “nuevas juventudes” (sin pretender generalizar) carecen de unos ideales de convicción y compromisos fuertes y arraigados. Se desarrollan en una cultura material, de dinero fácil y de apenas esfuerzo. Creemos que van a ser los principales afectados, sobre todo por esa vulnerabilidad que caracteriza a muchos de estos jóvenes. (falso referente de conquista… poca capacidad y criterio de toma de decisiones… espejismo…)

4/ A este respecto queremos ahondar en la idea de que esa pérdida de convicción e ideales y compromisos fuertes en nuestros jóvenes (que les hace más vulnerables), nace en gran parte de la contradicción entre lo que desde “los adultos” se les propone como ideales y valores por los que deben apostar (desde la teoría) y las prácticas y las propuestas reales ”de esos adultos” . El proyecto de Gran Scala es en el fondo un reflejo “a gran escala” de esa contradicción. Y como se sabe, en los referentes educativos, lo que engancha y los patrones de comportamiento que se tienden a asumir, no es lo que se dice sino lo que se práctica, donde en realidad se ponen en juego los verdaderos valores y las convicciones que nos mueven. En el fondo podríamos decir que hacemos finalmente lo creemos, y no lo que decimos, y evidentemente la fuerza de nuestros actos nos delata más que nuestras palabras.

5/ Nos preocupa el modelo empresarial propuesto como elemento cultural y educacional para nuestros menores. Ante la facilidad con la que se está hablando de la posibilidad de modificar leyes del juego en nuestra Comunidad, y por la convivencia de estos espacios con espacios de ocio y restauración, nos inquieta la vulnerabilidad para el acceso de menores a estos espacios así como el evidente y obvio contacto de los menores que accedan a estos espacios con este modelo social (apuesta por un negocio centrado en el juego como forma de ocio, coexistencia con la droga y prostitución de alto standing, modelo de acceso al éxito y al desarrollo personal, coexistencia con mafias, etc) que nosotros vemos como una situación de riesgo para ellos y de vulnerabilidad al presentar como normalizados modelos sociales que no lo son, al menos desde nuestra visión.

6/ Ponemos de manifiesto el estrecho vínculo entre el juego y las actividades marginales, como relación muchas veces causal y finalista de historias personales que están por escribirse, si no se remedia antes (alcohol, drogas… como causa o como consecuencia de una ludopatía; prostitución como fuente alternativa de ingresos…; modelos no constructivos de ocupación de ocio y tiempo libre…)

7/ Por descontado, el juego conlleva “traición”, “mentiras”, “pérdida de confianza” en cualquier contexto familiar: padres – hijos – hermanos… Así como la pérdida de control personal

8/ Una vez más la realidad de la mujer que no elige o que se ve abocada a ejercer la prostitución se va a asociar a un problema de violencia de género, de falta de libertad y de desarrollo personal en un entorno de continua alimentación de vulnerabilidad

25 abril, 2008

Pobreza a gran escala

Cuando, tras ser cuestionado el proyecto Gran Scala, el vicepresidente Biel dijera que nuestro gobierno no es puritano, una ola de satisfacción pudo recorrer los ánimos de no pocos aprendices a agentes de negocios y finanzas: si además de un nuevo motor económico en la comunidad se abren amplias posibilidades a todo tipo de negocios, ancha es la tierra de nuestros pueblos y páramos.
Todos sabemos de sobra lo que evoca el término “puritano”. Y nos alegramos de que nuestro Gobierno no lo sea. Pero sí nos inquieta profundamente que en este asunto, para muchos ya per se vidrioso, el político tenga que posicionarse de entrada en contra del puritanismo. La pregunta del más cándido aragonés será: ¿Qué hay detrás de todo?
Dicen que los promotores del ingente negocio no son fiables, lo que nos obliga a oponernos a su especulación, exigiendo a todos transparencia y, al Ejecutivo, responsabilidad. Responsabilidad social en bloque. Ahí estamos sin dudarlo y, no es mucho suponer, que ahí está todo ciudadano cabal que aspira a una sociedad equitativa y una gestión comprometida.
Pero, con ser esto importante para nuestro Gobierno, vamos mucho más allá del rebatible pasado de unos promotores. Porque no somos puritanos, nos preocupan los “modelos de desarrollo” por los que se apuesta: nos preocupa más que nunca la subordinación de la ética a la política.
Se lo venimos diciendo machaconamente a nuestros gobiernos central, local o autonómico: no es justo jugar con fuego, no son justas las guerras con efectos colaterales no deseados, ni planes de desarrollo que arrojan al margen a cada vez más ciudadanos. Y se lo están diciendo las universidades, los servicios sociales de todos los gobiernos, todas las organizaciones que trabajan en el campo de la exclusión.
¿Qué dicen? Que en los últimos decenios de economía de mercado y de sistema neoliberal las pobrezas crecen; que las hasta ahora políticas reactivas son un fracaso: es imprescindible en lo social atacar a toda máquina con políticas preventivas rigurosas, correctamente planificadas y con recursos económicos generosos.
Hace pocos días Cáritas Aragón databa en un 13% los aragoneses en pobreza relativa y un 3%, en pobreza severa. Las estadísticas del INE reflejan un 16%. Esto no es pesimismo ni, menos, alarmismo. Es la realidad.
Realidad cruda es la que responde a nuestro Vicepresidente cuando dice que los opositores a Gran Scala son los que deben explicarse.
A pesar de que en Monegros podrían muy bien caber varias cosas a la vez (planes no acometidos y magníficos casinos a porrillo), hay demasiados motivos para oponernos y que quisiéramos explicar a nuestro Gobierno razonadamente. Si a la sociedad civil se nos da la oportunidad de hacerlo con sosiego.
Una política social preventiva ordenará la creación de empleo, los beneficios sociales, la recaudación de impuestos… Todo ello con gran prevención para evitar ludopatías, crisis familiares, pérdida de producción, blanqueo de dinero, prostitución, usuras, aumento de la delincuencia…
Esto no es demagogia. No queremos que a la buena intención de nuestros políticos le ocurra como en la comedia de Bertold Brecht, que como a la gente no le gustaban las disposiciones del gobernante, éste pidió que se cambiara de gente.
En la sociedad del riesgo en que vivimos, esperamos de nuestro Gobierno que empiece a prevenir lo que viene ocurriendo: unos pocos crean los riesgos y muchos sufren los peligros.
Nos oponemos al riesgo de nuevas pobrezas a gran escala.

* Alberto Ruiz, secretario general
(Publicado en Heraldo de Aragón el 25 de abril de 2008)

22 abril, 2008

STOP GRAN ESCALA

Caritas ve con mucha preocupación las apuestas institucionales por un desarrollo poco sostenible de Aragón, social y económicamente. Proyectos como Gran Scala ponen de manifiesto que la exclusión sólo se tiene en cuenta cuando llega a cotas de extremada gravedad y cuando ya no hay remedio. En un proyecto como este tenemos la ocasión privilegiada de prevenir antes que reaccionar. Gran Scala traerá exclusión en forma de ludopatías, vidas destrozadas, violencia de genero, delincuencia, prostitución de alto y bajo nivel,…Caritas, como pone de manifiesto en todas sus memorias, interviene no sólo para paliar sino para prevenir la generación de nuevas pobrezas.
Por eso creemos que no es tarde para que el Gobierno de Aragón en este momento, y en su nombre la sociedad aragonesa, apuesten por políticas y acciones orientadas a la inclusión y no a la exclusión, que tengan en cuenta a toda la ciudadanía y que no vuelva a dejar en los márgenes, cada vez más amplios, a un conjunto de personas que sin duda se verán abocadas a la exclusión con proyectos tan poco sostenibles como este.

Enlaces relacionados: http://www.tv3.cat/videos/372599
http://zaragozaunica.com/category/gran-scala/
http://losmonegrosnosevenden.blogspot.com/2007/12/postura-ante-el-proyecto-gran-escala.html