06 mayo, 2020

El Centro San Nicolás en tiempos del COVID-19

En este tiempo de confinamiento seguimos poniendo en valor esas acciones que se están llevando a cabo en la diócesis y en nuestra Cáritas y que ejemplifican estupendamente ese “ser comunidad” del que hablábamos en la campaña de la pasada Navidad. Hoy os acercamos cómo lo están viviendo en el Proyecto de Acompañamiento San Nicolás a través de su directora, Carmen Manero.

El equipo lo conformamos 15 voluntarios y 5 profesionales de la educación social y el trabajo social. Habitualmente, son más de 50 familias las a las que ofrecemos un acompañamiento personalizado y continuado en el tiempo que requiere de una gran cercanía y contacto con la familia. Esto implica entrevistas, charlas, visitas al domicilio, etc. que nos permiten conocernos y establecer un vínculo del que poder partir. En nuestro propio centro, ofrecemos también la posibilidad de participar en actividades ocupacionales y en un taller de manipulado de papel, en las que participan alrededor de 30 personas. 


Ante esta situación excepcional, las personas nos transmiten temor ante el contagio y falta de información en algunos aspectos relacionados con la misma y su prevención, incertidumbre... La asistencia diaria al centro para realizar cualquiera de las actividades ofrece un sentido y una ocupación al tiempo, compañía, aprendizaje… La cercanía y contacto personal propio del acompañamiento que implica una participación en su vida cotidiana, su entorno, quedan suspendidos. 

Trabajando desde casa, salvar un poco esta distancia se hace posible gracias al teléfono, al WhatsApp, al correo electrónico… nos permite estar unidos a los que trabajamos y en contacto permanente con las personas que acompañamos. Pero tenemos esa “espinita clavada” porque nos falta vernos y compartir más de lo que cuentan las palabras. Nos quedamos cortos en sensaciones, gestos… aunque la complicidad y la confianza permanecen a pesar de esta distancia impuesta. 

Nuestra labor principal ahora es escuchar, sostener, apaciguar y quizás por dar un poco de esperanza… Por ejemplo, a aquellas madres solas con sus hijos, con falta de espacio en sus casas, con pocos recursos personales para poder cubrir todas las necesidades lúdicas y educativas de los niños, al no disponer tampoco de formación ni medios tecnológicos suficientes. O a esas personas que viven solas, sin familia, sin amigos,…que viven en habitaciones de pisos compartidos y no disfrutan de relaciones de convivencia positivas. A esas familias donde la calidad en las relaciones no acompaña igual que a otros la salud, estando más desamparados que nunca y a personas que en otros momentos hemos atendido en el proyecto y que han retomado el contacto con nosotras. Acompañamos a personas que este confinamiento ha provocado más soledad si cabe y ha empeorado situaciones de necesidad que ya existían, poniendo de manifiesto la gravedad de su situación. 


Desde nuestra casa, haciéndolo lo mejor que sabemos, esperamos con esperanza que esto pase pronto y volvamos a vernos y podamos recuperar el tiempo perdido todos juntos en el Centro San Nicolás.