25 febrero, 2016

Concluye el XII Ciclo de Cine Pobreza y Exclusión

Un año más nos sentimos muy satisfechos con el balance del XII Ciclo de Cine Pobreza y Exclusión que organizamos desde Cáritas y que acaba de concluir.  El enorme interés suscitado por las películas seleccionadas y la amplia participación del público asistente confirman el éxito de esta edición.  

Comenzamos el ciclo con la propuesta novedosa de la proyección de una película documental  La Sal de la Tierra, dirigida por Wim Wenders y Juliano Salgado. Una apuesta por profundizar en la sensibilización y alfabetización audiovisual a través del  impacto de las imágenes en pantalla grande. Y es que las fotografías de Salgado no dejan indiferentes a los espectadores, como bien señaló Fernando Sanz, encargado de presentar y conducir el debate. También nos acompañó Montse Reclusa, miembro del Seminario de Investigación para la Paz, que nos ayudó a comprender mejor la película y los diferentes temas y denuncias que plantea. Nos aclaró muy bien en qué consisten la “violencia estructural” y la “violencia cultural”. El debate dio pie a hablar sobre la necesidad del consumo responsable y de la voluntad de compromiso. El esperanzado desenlace de la película dirige nuestra atención a la necesidad de salvar la Naturaleza y abandonar nuestra acción  depredadora en el mundo. El preciosismo de las imágenes y la realidad presentada conectó muy bien con el público que acogió la película muy positivamente. 


La siguiente película proyectada fue Gran Torino, dirigida por Clint Eastwood y presentada por Violeta Almagro. El contexto social en el que se basó el guionista ilustra muy bien el desarrollo de la misma así como el deseo del director de “dejar huella” entre sus semejantes. Nos acompañó también Katrina Belsué, miembro de SOS Racismo. Precisamente al contar el origen de esta asociación en Aragón, estableció Katrina las similitudes con la etnia que aparece en la película de Eastwood. Planteó dos aspectos que siguen siendo preocupantes: el racismo, ocasionado y alimentado por el choque cultural y el miedo al otro que resulta un desconocido y sobre el que recaen nuestros prejuicios. Y un segundo aspecto, más preocupante: las víctimas del racismo suelen asumir la extorsión que sufren como un precio que tienen que pagar por estar fuera de su propio hogar. En el debate pudimos ahondar en las semejanzas más que evidentes que se plantean entre los cristianos americanos y los orientales hinduistas. Semejanzas y diferencias que en el día a día deberían acercarnos a los inmigrantes que conviven a nuestro lado. 

Para cerrar el ciclo de esta edición pensamos que era muy interesante proyectar Romero, dirigida por John Duigani, por su reciente beatificación hace un año, por ser patrón de Cáritas y porque es un personaje histórico y un mártir que ha dejado huella en nuestra sociedad denunciando las continuas violaciones de los derechos humanos. David Galindo, presentador y encargado de conducir el debate, nos aclaró aquellos aspectos de la película que son reales y los que están inspirados en sucesos reales, pero que no ocurrieron verdaderamente. Jesús Bujala, miembro del comité Oscar Romero y que también participó en el coloquio, testimonió la huella que Romero ha dejado en él. Explicó que los comités surgieron a partir de la fecha en que Romero fue asesinado y están inspirados en valores de justicia, solidaridad y fraternidad cristiana. Transmitió la fuerza que siguen teniendo las palabras y el testimonio, las huellas de Oscar Romero, que nada más morir asesinado ya fue santificado por el pueblo sudamericano, en el que resucitó su persona. En el debate –sin duda el más concurrido de la historia del ciclo- muchas personas comentaron la importancia de esta figura histórica. Por ejemplo Alfredo de Ojeda, voluntario de Cáritas y Cónsul Honorario de El Salvador, nos contó cómo vivió en persona la beatificación. En la actualidad, muchas personas de allí y de aquí siguen reclamando la necesidad de una justicia y una igualdad que están muy lejos de estar generalizadas en el cono sur.

El director de nuestra entidad, Jaime Sanau, clausuró el ciclo resaltando las figuras que nos habían acompañado en las dos últimas películas, una histórica, Romero, otra de ficción, el personaje de Gran Torino. Personas que dejan huella en sus semejantes, que trabajan por la justicia entregando incluso la vida, como una opción, tanto religiosa como altruista. Que proponen un modelo, una utopía, que debe alentarnos, movernos y conmovernos ante la necesidad urgente de dejar huella y practicar la justicia.

Sólo nos queda agradecer la asistencia y la participación y decir que ¡les esperamos en la próxima edición!

Manuel Hernández Martínez, coordinador del ciclo.