28 noviembre, 2011

Una NOCHE de VIDA, concierto Montserrat Caballé y su hija Montse Martí



El pasado día 24 tuvo lugar el concierto benéfico de Montserrat Caballé y su hija Montserrat Martí. Una residente en la Residencia Santa Teresa de Cáritas lo vivió así:


Me hicisteis vivir, soñar…
Llegué con mucha emoción, me sentía como una niña con zapatos nuevos; he tenido la suerte de conocer a Rafael y Julio Iglesias pero no me sentí con tanta emoción como por ver a Montserrat; el corazón me hacia pin pin pin.
Una de las niñas que guardan las plateas dice:
-Apaguen los móviles, no se puede gravar.
A los minutos se baja la luz dibujando solo la platea. Se abre la puerta de un costado y aparece Montserrat Caballé caminando despacio y lentamente, pasitos cortos; cuando llegó al centro del escenario se inclinó, su hija también, y Montserrat se agarró con la mano derecha al piano.
El vestido era negro con chispeantes platinas y un broche en su lado derecho con brillantes. Comenzaron a cantar, interpretaron dos canciones y su hija de la mano la llevó dentro del vestidor sentada y salió a cantar; ella tenía buena imagen fina, se inclinó al público, cantó dos canciones y con el permiso del público fue a buscar a su madre, la sacó de la mano y ella se retiró y así sucesivamente. En una de las canciones, que era lenta y de corazón, la Montserrat, que estaba con la niña, puso su cabeza sobre la de su madre. En este evento, donde las personas entusiasmadas aplaudían, con mucho acaloramiento, las canciones se me hacían cortitas, se creó un ambiente de alegría, de participación; la chica se llevo muchos aplausos, el gesto fue muy bonito protegiendo y cuidando a su madre.
Llegó la segunda parte, 2 canciones cantaba una, 2 la otra y 2 juntas, otra sola.
Las cosas más bonitas y que más me enternecieron fueron como miraba la madre a su hija cuando cantaba, dándose cuenta que ella ya había perdido la juventud, pero feliz de ver a su hija cantar. Hubo un momento que la hija apoyó su cabeza dulcemente sobre el hombro de su madre.
Salieron con un traje rojo con volantitos y plisados que le daba una forma muy bonita, con un blusón transparente negro por el que asomaba el color rojo, la hija llevada un vestido en negro con escote, una cola en pliegues muy bonitos, cuando llegaba al piano se le quedaba a un lado la cola del vestido, como si le hiciera compañía.
Son unas artistas muy familiares, son humildes, de mucha sencillez tratando al público con mucho respeto.
Lo que llegó a mi corazón fue ver que Monserrat Caballé ya es mayor. Las manitas son pequeñitas y las movía sutilmente y necesita la ayuda de su hija. A mí esto me trae recuerdos de mi juventud, de mi madre como me apoyaba y acompañaba cuando yo iba a cantar.
Al final salieron con unos ramos de flores para ella y su hija, entonces ella llamó al maestro, se levantó con ellas a la platea, dejó el piano negro, recibieron el ramo y ella tuvo la delicadeza de entregarle una flor al maestro y la hija entonces hizo lo mismo. La gente aplaudía tanto que entendieron que debían volver a cantar, dejó el ramo sobre el piano colocándolo adecuadamente como el regalo que era, y comenzaron a cantar; esa canción se la oí cantar a mi madre cuando yo era niña ¡Qué recuerdos! Esta canción, distinta que el resto, tenía un ritmo que hizo que Montserrat contoneara las caderas al cantar, 4 canciones más y la gente siguió aplaudiendo.
Me encantaron por su elegancia, con unos vestidos muy bonitos y bien utilizados los tonos rojos y negros. Las luces que van y vienen de forma tenue con qué tranquilidad, la acústica, se respiraba paz y tranquilidad, la madera, las dos lucecitas de los peldaños de las escaleritas¡ precioso!
Me enterneció que una artista tan grande vea que su hija ya le tiene que acompañar en el escenario.
Que sorpresa me llevé cuando me encontré a doña Lita y su marido; que el director se acercara y me diese un abrazo con un cariño…, le conté que me habían hecho un regalo precioso la residencia.

Antonia URDANIZ ARANO
Residente Residencia Santa Teresa- Cáritas

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