21 mayo, 2014

Excluidos del IAI


El pasado 20 de mayo,  junto con otras muchas entidades, participamos en el GESTO PÚBLICO : “No al proyecto del IAI” con el objetivo de seguir mostrando nuestro desacuerdo con el Proyecto de Reforma de la Ley del Ingreso Aragonés de Inserción, presentado por el Gobierno Aragonés y pendiente de aprobación.


El GESTO PÚBLICO consistió en la colocación, por parte de las entidades adheridas al Manifiesto,  de 500 siluetas de hombres y mujeres de tamaño real, representando a perceptores del Ingreso Aragonés de Inserción, que están sufriendo su mal funcionamiento y a los que quedarán fuera con la posible aprobación de la Ley en los términos presentados.

Hoy  queremos presentaros a nuestros EXCLUIDOS DEL IAI:

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ANA 
Soy Ana, vivo sola  con mis dos hijas. Cobro 210 euros de subsidio de desempleo y por esto QUEDO EXCLUIDA DEL I.A.I.

DAVID
 Soy David, tengo 23 años. Vivo sólo y busco trabajo. No tengo familiares que me apoyen. QUEDO EXCLUIDO DEL I.A.I.

MOHAMED
Soy Mohamed, tengo 26 años y llevo en España 5 años, hace dos  perdí mi permiso porque estaba en desempleo. Lo he vuelto a conseguir pero QUEDO EXCLUIDO DEL I.A.I

LUISA
 Soy Luisa, estoy casada y tengo 4 hijos. Mi marido, José,  está buscando trabajo y  cobrando el subsidio por desempleo que finaliza en unos meses y este año es el tercero que lo cobramos. A partir de ahora QUEDAREMOS EXCLUIDOS DEL I.A.I.

CRISTINA
 Soy Cristina y tengo 47 años. No logro ningún contrato porque no tengo el título de la ESO. En estos momentos, continúo buscando trabajo y estoy haciendo 3º de la ESO y por eso QUEDO EXCLUIDA DEL I.A.I

RICARDO
 Soy Ricardo y  vivo con mi mujer y nuestros dos hijos pequeños. Desde el inicio de la crisis solo he logrado contratos de pocos días por lo que no tengo derecho a subsidio de desempleo. Este es el tercer año que cobro el IAI por lo que QUEDO EXCLUIDO DEL I.A.I.


Si estás de acuerdo con el Manifiesto y quieres apoyarlo, puedes hacerlo a través de

Cáritas Zaragoza organiza el Seminario de Trabajadores 2014

Gonzalo, Consiliario de Cáritas, introduce el acto

Taller "La gestión emocional en la relación de ayuda"



Como en años anteriores en el marco del Plan Pastoral Diocesano y del Plan de Formación de Cáritas Diocesana de Zaragoza se organiza el seminario para trabajadores como oportunidad para cultivar nuestra interioridad. Igual que el año anterior, se celebró el Retiro para agentes de Cáritas.  Ambos encuentros han estado centrados  en la gestión emocional en la relación de ayuda.
 
“La gestión emocional depende de cada uno, independientemente de las circunstancias..."         

    Sugerente frase con la que, acompañados por Yolanda Cañizares, coaching en inteligencia emocional, se daba comienzo a un interesante taller sobre inteligencia emocional desde la perspectiva de la relación de ayuda. Con ella nos animaba a la reflexión sobre nuestra capacidad y responsabilidad a la hora de elegir como vivir y gestionar cada situación con la que nos encontramos.

     Juntos fuimos descubriendo qué es la inteligencia emocional, la gestión de las emociones y alguna herramienta práctica, todo ello en el marco de la realidad actual en la que como agentes de Cáritas estamos interviniendo, y donde la dimensión del saber ser (inteligencia emocional) cobra cada día más importancia, especialmente por la labor de acogida y acompañamiento que se realiza a las personas en situación de dificultad.

Ana Gutiérrez, Coordinadora de Intervención Especializada de CDZ, ha enviado esta crónica para su publicación.
Vista general del aula durante el taller

14 mayo, 2014

La migración y el desarrollo son dos realidades entrelazadas

Reproducimos en el blog el mensaje que ha enviado el Cardenal Oscar Rodriguez Maradiaga al Foro Global  sobre Migración y Desarollo que tiene lugar en Estocolmo del 13 al 16 de mayo:

La migración por el desarrollo

"La migración y el desarrollo son dos importantes realidades entrelazadas, cuya influencia mutua es un factor indiscutible. El desarrollo no se puede reducir a un mero crecimiento económico, que a menudo se consigue sin pensar a los pobres y vulnerables. Sin embargo, un mundo mejor será posible solo con atención especial a la dignidad humana; si la promoción humana es integral, teniendo en cuenta todas las dimensiones de la persona, incluyendo la espiritual; sin olvidar a nadie como, por ejemplo, a los pobres, los enfermos, los presos, los necesitados y los extranjeros (cf. Mt 25:31-46); si nos demostramos capaces de dejar a nuestras espaldas una cultura del usar y tirar, y abrazamos otra del encuentro y la aceptación.

Con ocasión del Día Internacional del Migrante y el Refugiado 2014, el Papa Francisco evidenció que “los emigrantes y refugiados no son peones sobre el tablero de la humanidad” (Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor, 2013).“Se trata de niños, mujeres y hombres que abandonan o son obligados a abandonar sus casas por muchas razones, que comparten el mismo deseo legítimo de conocer, de tener, pero sobre todo de ser “algo más”. Hoy en día, más de 230 millones de personas emigran de un país a otro o se desplazan dentro de sus propios países y zonas geográficas. Estos números indican el mayor desplazamiento de población de toda la historia. La Iglesia acompaña a los migrantes y refugiados en su viaje, buscando comprender las causas de la emigración. Así mismo, trabaja para mitigar sus efectos negativos y reforzar su influencia positiva en las comunidades de origen, tránsito y destinación.

La realidad de la migración debe ser enfocada y abordada de una manera nueva, equitativa y eficaz. Más que nada, este asunto exige la cooperación internacional y un espíritu de profunda solidaridad y compasión, que son principios esenciales para diseñar la agenda internacional del desarrollo post-2105. Es fundamental la cooperación a los diferentes niveles para incluir la adopción de políticas y leyes cuyo objetivo sea la protección y promoción de la persona humana.

El Papa Benedicto XVI esbozó los parámetros de dichas políticas, declarando que “esta política hay que desarrollarla partiendo de una estrecha colaboración entre los países de procedencia y de destino de los emigrantes; ha de ir acompañada de adecuadas normativas internacionales capaces de armonizar los diversos ordenamientos legislativos, con vistas a salvaguardar las exigencias y los derechos de las personas y de las familias emigrantes, así como las de las sociedades de destino”. (Caritas in veritate, 62)

Conseguir que las iniciativas de migración faciliten el desarrollo exige que los países se ayuden entre ellos, en un espíritu de voluntad y confianza. Dicha cooperación empieza con los esfuerzos de cada país por crear mejores condiciones económicasy sociales en el propio país, de manera que la emigración no sea la única alternativa posible para aquellos que buscan paz, justicia, seguridad y el pleno respeto de su dignidad humana. La creación de oportunidades de empleo en las economías locales evitará también la separación de las familias y asegurará que individuos y grupos puedan disfrutar de condiciones de estabilidad y serenidad. Así mismo, implica que los migrantes y las diásporas sean actores reconocidos del desarrollo.

Por último, al considerar la situación de los migrantes y los refugiados, nos unimos al Papa Francisco en su exhortación a eliminar prejuicios y presuposiciones al enfocar la migración: “En esto se necesita por parte de todos un cambio de actitud hacia los inmigrantes y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación –que, al final, corresponde a la “cultura del rechazo”-- a una actitud que ponga como fundamento la “cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor”. Nosotros mismos tenemos que ver, y luego ayudar a que los demás lo vean, que los migrantes y refugiados no son un problema que hay que resolver, sino hermanos y hermanas con esperanzas, sueños, aspiraciones, destrezas y talentos. Deberían ser bienvenidos, respetados y amados. Ellos son una ocasión que nos brinda la Providencia para ayudarnos construir un mundo más abierto, justo y fraterno.

Hay que creer que somos una familia humana y que cada miembro debería tener la oportunidad de vivir y desplazarse a otro país y ser respetado.»