Lo han decidido casi a la vez: Georgina, Conchita y Rosa han tomado la decisión de dejar el voluntariado activo en Cáritas, y lo han hecho con la misma sencillez con la que un día decidieron, como tantos otros compañeros, “echar una mano” en Cáritas como voluntarias.
Durante muchos años se han convertido en los ojos de Dios para captar el dolor de este mundo, en los oídos de Dios para escuchar el clamor de los marginados, en la voz de Dios para denunciar las injusticias y en la mano de Dios para remediarlas. Porque eso son, o quieren ser, los voluntarios de Cáritas: la presencia de Dios cercano y misericordioso en este mundo.
Algo así merecía una despedida, no solemne y envarada, sino sencilla y entrañable. Por eso, este pasado sábado día 20 de mayo se celebró en el Centro Social San Antonio junto con sus compañeros de Torrero, un rato de oración, comida, y una sobremesa con canciones “de sus tiempos” que todos acompañaron alegremente.
Y, entre oraciones, canciones y sonrisas se les rindió homenaje con diversos recuerdos y regalos.
María, Julieta y Nerea fueron las encargadas de realizar la entrega, las cuales recordaron las palabras de Pablo a Timoteo, “Tú pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio… Porque yo he luchado el buen combate, estoy llegando a la meta, he guardado mi fe.” que son, sin duda, el mejor ejemplo que nuestras veteranas les hubieran podido decir a quienes las relevaban.
Desde aquí y en nombre de todo Cáritas queremos agradecer vuestro trabajo, dedicación e implicación con los más necesitados.
¡Hasta siempre!
