A continuación, hemos recopilados vivencias de dos personas que han sido acompañadas en nuestra Cáritas Diocesana y que han querido compartir con todos vosotros:
“Gracias a Cáritas he podido ir tirando… si no, no sé qué habría hecho… Estaba sola porque no tengo a nadie más que a mis hijos y no quiero volcar en ellos todos mis problemas. Cuando vengo a Cáritas me desahogo porque no me gusta llorar delante de ellos, aquí he encontrado a personas que me escuchan y se preocupan por mí”
“Gracias a Cáritas no pasé la noche en la calle, eso nunca lo olvidaré, ellos me ayudaron cuando más lo necesitaba y han estado muy pendientes de mí hasta que he conseguido salir adelante”
También hemos querido preguntar a una de nuestras voluntarias cómo se siente ejerciendo su labor en nuestra entidad y esto es lo que nos ha dicho:
“Hace años tomé la decisión de incorporarme al voluntariado de Cáritas; desde ese momento, mi mi vida empezó a dar un cambio importante. Al poco tiempo, me di cuenta que mi compromiso se convertía en algo mucho más fuerte. Con el trabajo de cada día me reafirmaba más en mis creencias y, lo que fue un compromiso, hoy es una opción de vida.
La vida me ha enseñado que dar mi tiempo al servicio de los demás es muy gratificante y llena plenamente mi propia vida. Con ellos he aprendido a ser mejor persona. Valorar a los demás por lo que son ellos mismos, como seres humanos, estando siempre cerca de ellos, desde una posición de igualdad, humildad, tolerancia y siempre, desde el amor, el respeto y la confianza. Con la alegría de ser cristiana, con gratitud y esperanza, dando gracias por tanto como he recibido a lo largo de los años”
Agradecemos a los tres su sinceridad y el haber querido compartir sus sentimientos con todos nosotros.
