Cáritas no
entra en la lógica del sistema. Romper esa lógica es condición indispensable
para alcanzar la liberación de los últimos. Antepone a la persona y nos sitúa de otro modo, en
nuestro pensar, sentir, ser y hacer.
Cáritas
llama a ser común, cada uno aporta lo que es y entre todos nace un “nosotros”
del que forman parte, irrenunciablemente los preferidos de Dios.
Desde la luz
del Evangelio y de la D. S. I., Cáritas renueva su opción por los últimos, sus
elegidos, se sitúa al lado de los que se
sienten invisibilizados, desahuciados,
sin esperanza...
La dignidad de la persona se consigue con
humanidad y justicia. Nos preguntamos si en nuestras ayudas, proyectos,
acciones se causa alguna “muesca” a la dignidad de la persona, ¿habrá merecido
la pena aquello que hayamos hecho?
Las
excesivas desigualdades económicas y sociales son contrarias a la justicia
social, a la equidad, a la dignidad humana y a la paz social. El sistema está
organizado así.
El acompañamiento es la forma en la que estamos en todo proceso, espacio y
lugar. Sin esta dimensión nuestras acciones carecerían del espíritu de Cáritas.
Tenemos que salir de nosotros para entrar en el otro, ”salir a su encuentro”.
La participación. Debemos estar alerta a
aquellas acciones que nos sitúan en una relación de poder. En el
seguimiento a Jesús, Cáritas, proclama la dignidad de la persona y defiende sus
derechos fundamentales sin discriminación. Necesitamos transformarnos cada uno de nosotros en el
encuentro con el otro.
Las acciones
de Cáritas son humanizadoras, se plantean desde el lugar de los últimos, son
“esperanza”, demuestran que otra forma de vida es posible y lo realiza a través
de la denuncia social y sensibilizando a la sociedad, camina hacia la utopía
del Reino que se manifiesta cuando compartimos el amor recibido del Padre.
Vocación y compromiso. Cáritas es un
reflejo de una opción de vida. Nuestro ser
Cáritas debe entenderse como carisma, servicio y estilo de vida para ser transformadores
allá donde estemos y, sabiendo de nuestra debilidad, cuidar la espiritualidad
que nos hace fuertes y de la que mana nuestra esperanza, alegría y gratuidad.
Cáritas es
fiel a sus valores, transparente en la información, dando espacios de
participación y propuestas para compartir en todos los ámbitos de la vida
diaria los bienes que son de todos y para todos.
Cáritas con
serenidad y valentía se acerca a los que están al borde del camino porque no
entra en la lógica del sistema (el éxito, el tener…), rompe esa lógica y
prioriza aspectos diferentes (el ser, lo no rentable, la encarnación en la
realidad…)
Anuncio y denuncia. Ante el incremento
del poder de los mercados y el retroceso de la garantía de los derechos de la
ciudadanía, Cáritas llama a la responsabilidad de cada uno de nosotros, a
nuestra conversión personal, para todos juntos, alcanzar el bien común a través
de crear estructuras de solidaridad.