20 abril, 2009
Ante la crisis, Cáritas cumple ¿y tú?
El día 16 de abril en la iglesia de San Juan de la Cruz de la ciudad de Zaragoza tuvo lugar un acto de presencia pública para denunciar la actual situación de crisis que afecta a tantas personas; esta crisis está teniendo efectos especialmente perversos en los que menos tienen, en los desfavorecidos, en todos aquellos que siguen estando en los márgenes, en todos los excluidos sociales.
Los más de 40 voluntarios de las Cáritas parroquiales de la Zona de Gran Vía de Zaragoza se unieron en una sola voz para escribir -portando cada uno una letra- una denuncia: Ante la crisis, Cáritas cumple ¿y tú?
Durante 15 minutos esta pancarta fue una llamada de atención para todos los que pasaban por delante de la iglesia pero también para los medios de comunicación que recogieron la noticia y la fotografía.
Después de este grito en silencio los voluntarios celebraron una Eucaristía con las demás personas de la parroquia.
02 abril, 2009
¿Entre cartones?: COMPARTIENDO´09
Teresa Pérez, de la Escuela de Formación y Voluntariado, nos ha contado esta experiencia que os relatamos a continuación:
El día 28 de marzo, en el centro Joaquín Roncal de Zaragoza y organizado por Pastoral Juvenil tuvo lugar COMPARTIENDO´09 con el sugerente título “¿Entre cartones?”. Asistieron setenta jóvenes.
El acto tuvo dos partes, una de sensibilización para los jóvenes participantes y otra de un concierto de música precedida de una entrevista.
La actividad de sensibilización estuvo a cargo de Cáritas Diocesana de Zaragoza; la Escuela de Formación y Voluntariado fue la encargada de prepararlo.
¿Sabemos realmente dónde están los últimos en nuestra ciudad?, ¿somos conscientes de los problemas que rodean a los que llamamos pobres, excluidos o marginados?, ¿qué rostro tienen los jóvenes marginados en nuestras calles y barrios?, ¿podemos ser jóvenes que buscan otro mundo posible, dejando nuestros rollos y mirando al futuro?
Todas estas preguntas fueron el comienzo de la reflexión y de la sensibilización:
1. MÍRAME>, te lo estoy diciendo a ti. En este primer momento se presentó la exposición fotográfica de Cáritas, Quienes son los últimos para los jóvenes, que recoge la visión que estos tienen de la pobreza y la marginación a través de la fotografía. ¿Qué piensas sobre los que no tienen hogar?, ¿qué piensas de la pobreza?, preguntas que se hacían los jóvenes ante la visión de las fotografías expuestas.
2. ESCUCHAME. En este segundo momento sonaron los testimonios de personas excluidas, pero con una invitación a la esperanza desde su situación de marginación.
3. SIÉNTEME: Si me has mirado y me has escuchado, ahora acércate más y siénteme. Ese era el mensaje lanzado a los jóvenes: descubrir que son personas como los demás. A través de una performance preparada al efecto los jóvenes tomaron contacto con la realidad, a través del tacto, del sonido, de la cercanía…
4. EXPRÉSATE ¿y tú? ¿AHORA QUÉ?. Pasar a la acción, ése era el propósito. Para ello se construyó un puente de papel de dos metros y medio que intentaba trasmitir un mensaje: unir personas, caminos, esfuerzos…Un ladrillo junto a otro y encima de algunos de ellos una fotografía de las actividades de Cáritas y folletos sobre el voluntariado.
Como conclusión, una invitación a la participación y a la esperanza y la certeza de que podemos cambiar la situación si todos nos lo proponemos: todos nos necesitamos.
Algunos de los asistentes, a lo largo de la actividad, habían ido escribiendo en unos papeles adhesivos los sentimientos que les estaba provocando todo lo que veían y oían: vemos pero no miramos, deberíamos cambiar la mirada …
A continuación, el periodista Juanjo Hernández, presentador del acto, fue leyendo algunos de los mensajes escritos por los jóvenes. Un concierto puso el broche final a esta edición de COMPARTIENDO ´09
El día 28 de marzo, en el centro Joaquín Roncal de Zaragoza y organizado por Pastoral Juvenil tuvo lugar COMPARTIENDO´09 con el sugerente título “¿Entre cartones?”. Asistieron setenta jóvenes.
El acto tuvo dos partes, una de sensibilización para los jóvenes participantes y otra de un concierto de música precedida de una entrevista.
La actividad de sensibilización estuvo a cargo de Cáritas Diocesana de Zaragoza; la Escuela de Formación y Voluntariado fue la encargada de prepararlo.
¿Sabemos realmente dónde están los últimos en nuestra ciudad?, ¿somos conscientes de los problemas que rodean a los que llamamos pobres, excluidos o marginados?, ¿qué rostro tienen los jóvenes marginados en nuestras calles y barrios?, ¿podemos ser jóvenes que buscan otro mundo posible, dejando nuestros rollos y mirando al futuro?
Todas estas preguntas fueron el comienzo de la reflexión y de la sensibilización:
1. MÍRAME>, te lo estoy diciendo a ti. En este primer momento se presentó la exposición fotográfica de Cáritas, Quienes son los últimos para los jóvenes, que recoge la visión que estos tienen de la pobreza y la marginación a través de la fotografía. ¿Qué piensas sobre los que no tienen hogar?, ¿qué piensas de la pobreza?, preguntas que se hacían los jóvenes ante la visión de las fotografías expuestas.
2. ESCUCHAME. En este segundo momento sonaron los testimonios de personas excluidas, pero con una invitación a la esperanza desde su situación de marginación.
3. SIÉNTEME: Si me has mirado y me has escuchado, ahora acércate más y siénteme. Ese era el mensaje lanzado a los jóvenes: descubrir que son personas como los demás. A través de una performance preparada al efecto los jóvenes tomaron contacto con la realidad, a través del tacto, del sonido, de la cercanía…
4. EXPRÉSATE ¿y tú? ¿AHORA QUÉ?. Pasar a la acción, ése era el propósito. Para ello se construyó un puente de papel de dos metros y medio que intentaba trasmitir un mensaje: unir personas, caminos, esfuerzos…Un ladrillo junto a otro y encima de algunos de ellos una fotografía de las actividades de Cáritas y folletos sobre el voluntariado.
Como conclusión, una invitación a la participación y a la esperanza y la certeza de que podemos cambiar la situación si todos nos lo proponemos: todos nos necesitamos.
Algunos de los asistentes, a lo largo de la actividad, habían ido escribiendo en unos papeles adhesivos los sentimientos que les estaba provocando todo lo que veían y oían: vemos pero no miramos, deberíamos cambiar la mirada …
A continuación, el periodista Juanjo Hernández, presentador del acto, fue leyendo algunos de los mensajes escritos por los jóvenes. Un concierto puso el broche final a esta edición de COMPARTIENDO ´09
31 marzo, 2009
Paz y sentido
José Luis García Remiro, voluntario de Cáritas desde hace muchos años, nos ha enviado este texto para su publicación. Desde el blog de Cáritas queremos compartirlo con todos vosotros. Habla de un tema de gran actualidad: la crisis económica.
Cáritas vive la crisis en primera línea porque justamente se dedica a los que con mayor rigor sufren sus consecuencias. A sus centros de acogida acuden los de siempre y, en número creciente, los nuevos pobres que va dejando la crisis en desamparo. Se trata de un barómetro de gran sensibilidad porque hay situaciones que no se pueden disimular. Cáritas está desbordada por la atención de quienes acuden a ella. También crece la solidaridad de muchos que se ofrecen, personalmente o por medio de donaciones, para remediar la urgencia del momento, porque entienden que no pueden sentarse a esperar que los políticos encuentren una salida a la situación. Las necesidades del día a día no admiten espera.
Estamos ante un cambio de época. Una vez eliminado el comunismo real creíamos haber llegado al fin de la historia. El capitalismo regido exclusivamente por las leyes del mercado parecía ser el hallazgo definitivo en el ordenamiento de la sociedad. Pero es justamente este sistema lo que ahora hace crisis y se derrumba dejando ver los materiales innobles de que estaba hecho: lo económico como valor supremo, la avaricia insaciable en la búsqueda del beneficio como motor de la actividad humana, la tiranía del mercado, la exclusión y la explotación como efecto colateral no deseado pero inevitable, el consumo como único sentido de la vida.
Lo malo del capitalismo, se decía, es que no hay para todos. Demasiadas personas se quedaban sin poder participar en la tarta de la producción. El progreso capitalista se venía alimentando de la sangre de millones de víctimas que le habían sido sacrificadas. Veíamos (vemos) países de África que “pudiendo nadar en la abundancia se hundían en la miseria”.
Nos advertían que no podíamos seguir ese ritmo de desarrollo que engordaba a unos hasta la opulencia mientras empobrecía a otros hasta la miseria. Es verdad que no se puede aspirar a la decadencia, pero si conseguimos vivir mejor de lo que vivimos, se nos decía, otros vivirán peor de lo que viven, porque el planeta no da para más. El remedio era una más equitativa distribución de bienes, pero parecía imposible pedir a los que más tienen una renuncia a algo que creían haber conseguido justamente. Los opulentos reconocían tener más de lo que necesitaban para vivir pero tenían que pensar en sus hijos y en los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación.
Se necesitaba una conmoción general del sistema y esto es justamente lo que ahora está pasando. Necesitamos un nuevo orden mundial asentado en nuevos valores. ¿Habremos aprendido que el hombre necesita pan y sentido? ¿Que el progreso y el bienestar de unos no puede conseguirse a costa de las necesidades más elementales de los demás? ¿Qué sólo podemos progresar sobre la base de la fraternidad y la igualdad de todos, sobre el respeto a la naturaleza? ¿Que los valores del espíritu (el amor, la solidaridad, la gratuidad, la compasión ... ) están por encima de lo económico? Necesitamos como el pan encontrar un sentido para nuestras vidas.
Si al fin aprendemos esto, la crisis que ahora nos sacude habrá sido una excelente aunque dolorosa medicina.
Cáritas vive la crisis en primera línea porque justamente se dedica a los que con mayor rigor sufren sus consecuencias. A sus centros de acogida acuden los de siempre y, en número creciente, los nuevos pobres que va dejando la crisis en desamparo. Se trata de un barómetro de gran sensibilidad porque hay situaciones que no se pueden disimular. Cáritas está desbordada por la atención de quienes acuden a ella. También crece la solidaridad de muchos que se ofrecen, personalmente o por medio de donaciones, para remediar la urgencia del momento, porque entienden que no pueden sentarse a esperar que los políticos encuentren una salida a la situación. Las necesidades del día a día no admiten espera.
Estamos ante un cambio de época. Una vez eliminado el comunismo real creíamos haber llegado al fin de la historia. El capitalismo regido exclusivamente por las leyes del mercado parecía ser el hallazgo definitivo en el ordenamiento de la sociedad. Pero es justamente este sistema lo que ahora hace crisis y se derrumba dejando ver los materiales innobles de que estaba hecho: lo económico como valor supremo, la avaricia insaciable en la búsqueda del beneficio como motor de la actividad humana, la tiranía del mercado, la exclusión y la explotación como efecto colateral no deseado pero inevitable, el consumo como único sentido de la vida.
Lo malo del capitalismo, se decía, es que no hay para todos. Demasiadas personas se quedaban sin poder participar en la tarta de la producción. El progreso capitalista se venía alimentando de la sangre de millones de víctimas que le habían sido sacrificadas. Veíamos (vemos) países de África que “pudiendo nadar en la abundancia se hundían en la miseria”.
Nos advertían que no podíamos seguir ese ritmo de desarrollo que engordaba a unos hasta la opulencia mientras empobrecía a otros hasta la miseria. Es verdad que no se puede aspirar a la decadencia, pero si conseguimos vivir mejor de lo que vivimos, se nos decía, otros vivirán peor de lo que viven, porque el planeta no da para más. El remedio era una más equitativa distribución de bienes, pero parecía imposible pedir a los que más tienen una renuncia a algo que creían haber conseguido justamente. Los opulentos reconocían tener más de lo que necesitaban para vivir pero tenían que pensar en sus hijos y en los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación.
Se necesitaba una conmoción general del sistema y esto es justamente lo que ahora está pasando. Necesitamos un nuevo orden mundial asentado en nuevos valores. ¿Habremos aprendido que el hombre necesita pan y sentido? ¿Que el progreso y el bienestar de unos no puede conseguirse a costa de las necesidades más elementales de los demás? ¿Qué sólo podemos progresar sobre la base de la fraternidad y la igualdad de todos, sobre el respeto a la naturaleza? ¿Que los valores del espíritu (el amor, la solidaridad, la gratuidad, la compasión ... ) están por encima de lo económico? Necesitamos como el pan encontrar un sentido para nuestras vidas.
Si al fin aprendemos esto, la crisis que ahora nos sacude habrá sido una excelente aunque dolorosa medicina.
14 marzo, 2009
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